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Alboan en la COP30 por la justicia socioambiental y la defensa de la Casa Común

Alboan en la COP30 por la justicia socioambiental y la defensa de la Casa Común

La trigésima Conferencia de las Partes (COP30) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) se celebrará del 10 al 21 de noviembre de 2025 en Belém do Pará, en el corazón de la Amazonía brasileña. Una localización profundamente simbólica: pulmón del planeta, territorio sagrado para los pueblos originarios y epicentro de una crisis climática que amenaza la vida y la dignidad de millones de personas.

Alboan participará en esta cita global, apoyando la Campaña Jesuitas por la Justicia Climática y el trabajo de la Global Ignatian Advocacy Network (GIAN), y sumándose al llamado que las Iglesias del Sur Global han lanzado al mundo: un clamor por la justicia socioambiental, la conversión ecológica y la defensa de la Casa Común.

 

La COP: un espacio decisivo para el futuro del planeta


Desde 1995, las COP son el principal foro internacional donde los países revisan y renuevan sus compromisos climáticos. De Kioto a París, de Glasgow a Dubái, cada encuentro ha intentado dar respuesta al mayor desafío de nuestro tiempo: limitar el calentamiento global y garantizar una transición justa hacia modelos sostenibles.

La COP30 llega en un momento clave. Coincide con el décimo aniversario del Acuerdo de París, de la encíclica Laudato Si’ del papa Francisco y de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. La vitalidad de la que gozaban las movilizaciones por el clima en aquel entonces contrasta con el oscuro panorama actual, marcado por el retroceso global de la democracia, el avance del negacionismo climático y el incremento -en frecuencia e intensidad- de los fenómenos climáticos extremos.

Que las dos últimas cumbres del clima se hayan celebrado en países petroleros y escasamente democráticos, como Azerbaiyán y los Emiratos Árabes Unidos, ha contribuido sin duda al declive de las movilizaciones por el clima estos últimos años. Por ese motivo, la presidencia brasileña de la COP30 y la acogida de su vibrante sociedad civil están devolviendo la esperanza a quienes más lo necesitan. A apenas unas semanas de la cita,  la voz de las organizaciones eclesiales, los pueblos indígenas y los movimientos populares de todo el mundo resuena con fuerza: “No hay justicia climática sin justicia social”.

 

El llamamiento de las Iglesias del Sur Global


En vísperas de la COP30, los obispos de las conferencias episcopales de los tres continentes del Sur han difundido un documento profético: “Un llamado por la justicia climática y la Casa Común”. En él, denuncian las llamadas falsas soluciones promovidas por los países y corporaciones que más han contribuido a la crisis climática.

“No se puede financiar la transición energética con los beneficios de la destrucción ambiental. No es transición si no hay justicia”, afirman con contundencia.

Las Iglesias del Sur Global alertan sobre prácticas que perpetúan la desigualdad y el extractivismo bajo una nueva apariencia “verde”: la explotación intensiva de minerales críticos como el litio o el cobalto, los megaproyectos renovables sin consulta a las comunidades locales, o la creciente financiarización de la naturaleza a través de los mercados de carbono.

Para estas voces, la crisis climática no es solo técnica o científica: es moral, política y espiritual. Exige una transformación profunda de los estilos de vida y de los sistemas económicos que sostienen la cultura del descarte. Cuando todos los esfuerzos se están centrando en la reducción de emisiones sin llegar a cuestionar las estructuras que están en el origen de la crisis climática, el llamado de las Iglesias del Sur Global es más importante que nunca. 

 

La Campaña Jesuitas por la Justicia Climática


En sintonía con estas movilizaciones, desde el Secretariado para la Justicia Social y la Ecología (SJES) y la red ignaciana para la Ecología Integral, se ha lanzado la Campaña Jesuitas por la Justicia Climática. Desde Alboan, junto al resto de instituciones jesuitas de todo el mundo que participan en la campaña, hemos estado trabajando para llevar cuatro demandas concretas a la próxima cumbre del clima: 

  • Cancelar las deudas de los países pobres, ya que las deudas injustas e impagables no deben comprometer los recursos destinados a los esfuerzos de adaptación y mitigación del cambio climático.
  • Fortalecer el Fondo de Pérdidas y Daños (FRLD) asignando recursos suficientes para hacer frente a los graves efectos del cambio climático.
  • Establecer objetivos claros para una transición energética justa que tenga como objetivo reducir las emisiones de CO2, teniendo en cuenta las responsabilidades históricas, respetando los derechos humanos —especialmente los derechos de los pueblos indígenas—, valorando y protegiendo la naturaleza, y dando prioridad a los medios de vida sostenibles frente a los modelos basados en el lucro.
  • Establecer objetivos claros para desarrollar un sistema alimentario mundial basado en la soberanía alimentaria y las prácticas agroecológicas, que promueva métodos culturalmente adaptados para la producción, la transformación, la distribución y el consumo de alimentos.

Cada una de estas demandas ha sido desarrollada en un documento de posicionamiento compartido con otras congregaciones religiosas. Juntas iremos a Belém para sumar nuestras voces a las de los movimientos populares y a los más de 7.000 representantes de los pueblos indígenas con un único propósito:  “convertir la esperanza en acción”.

 

Un compromiso compartido


Durante la COP30, la Iglesia católica tendrá presencia activa en distintos espacios —desde el espacio oficial de las negociaciones, que se divide en la zona azul y la zona verde,  como en los espacios alternativos del Tapirí Ecuménico y la Cumbre de los Pueblos—, donde se fortalecerá la articulación de iniciativas de fe por la justicia climática. Además, se presentará una propuesta innovadora: la creación de un Observatorio Eclesial de Justicia Climática, para vigilar los acuerdos y promover políticas coherentes con la dignidad humana y el cuidado del planeta.

Desde Alboan, nos unimos a este compromiso. Trabajamos junto a comunidades del Sur Global que defienden sus territorios frente a los impactos del modelo extractivo, acompañando procesos de resistencia, educación y esperanza.

Hoy, más que nunca, repetimos con firmeza: ¡No más falsas soluciones! Es tiempo de conversión ecológica y justicia climática. Por la vida, por la dignidad y por la Casa Común.