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Agricultura familiar en África: desafíos, gobernanza y el “doble golpe” de INADES

«Dos Golpes». Escrito por Octavio Romano, técnico de cooperación internacional
«Dos Golpes». Escrito por Octavio Romano, técnico de cooperación internacional

Alguien dijo que mirar al mundo ya es empezar a cambiarlo. Esta semana Lomé, capital de Togo, está llena de miradas a un mundo rural enfrentado a un futuro lleno de desafíos: por un lado, los Comités Nacionales de Agricultura Familiar de 19 países africanos se sentaban junto a la FAO para debatir sus estrategias de acción en el marco de la Década Internacional por la Agricultura Familiar, con especial atención en la equidad de género y la juventud, así como a la integración de este modelo productivo – que, recordemos: alimenta al 80% de la población mundial – en las agendas internacionales. En el otro extremo de la ciudad, y con la presencia de Alboan, la Red INADES (Instituto Africano para el Desarrollo Económico y Social) reunía a más de 60 representantes de sus Oficinas Nacionales de 10 países (RDC, Ruanda, Burundi, Chad, Costa de Marfil, Togo. Burkina-Faso, Tanzania, Kenia y Camerún) para celebrar su Asamblea General Internacional.

Creada en 1975, INADES-Formation trabaja junto a las comunidades rurales africanas para favorecer su desarrollo y promover el bien común. Su visión es la de «un mundo rural próspero e influyente», y su misión consiste en fomentar la transformación social y económica de las poblaciones a través de su participación libre y responsable. Su acción se enfoca al desarrollo de sistemas alimentarios sostenibles basados en la agricultura familiar; las microfinanzas comunitarias a través de fondos de solidaridad para el desarrollo (FONSDEV) y grupos de ahorro y crédito (GEC); la vigilancia ciudadana por una gobernanza inclusiva; y el refuerzo de la resiliencia y la adaptación de las comunidades frente al cambio climático. Alboan e Inades llevan casi 20 años trabajando juntas, en países como Burundi, Chad o Ruanda.

Para INADES, 2025 es un año de cambios y en esta Asamblea se percibe inquietud, expectación… para empezar, en diciembre se dará carpetazo a la planificación estratégica vigente durante los últimos 15 años (Documento de Orientaciones Estratégicas, DOS 2010-2025). En este sentido, se ha realizado un trabajo notable durante el último año, con reuniones de directores, consultas en cada oficina, formularios on line (incluso Alboan fue consultada)… con el fin de ir definiendo las pautas a seguir en el nuevo DOS 2026-2040. Haciendo un paréntesis aquí, desde nuestra cultura de planificación que no suele superar los 4-5 años vista, puede parecer que 15 años es una eternidad; sin embargo, hay que entender que el DOS es una herramienta conceptual que sirve de base para las planificaciones quinquenales de cada país, marcando unas líneas de acción a seguir que luego cada Oficina Nacional adapta a su contexto doméstico particular.

 

 

La DOS se basa en una mirada prospectiva de la realidad: se trata de un enfoque de planificación a largo plazo teniendo en cuenta diferentes escenarios de cambio y diferentes estrategias de afrontamiento. La mirada prospectiva alimenta y estimula la planificación estratégica, pero a menudo choca a con la planificación de los gobiernos, más cortoplacista (basada en legislaturas) y con otros intereses más espurios. Un claro ejemplo de ello es el Plan de Acción de Lagos 1980-2000, una estrategia respaldada por la Unión Africana para minimizar la dependencia de África con los países occidentales mediante el uso de sus propios recursos y promoviendo medidas como el desarrollo agrícola, industrial, de recursos humanos, comercio y política energética.

Este documento nació “muerto”, ya que desgraciadamente en ese mismo parto llegaron antes los Planes de Ajuste Estructural que ahogaron a tantos y tantos países en la década de los ochenta. Releyendo el Plan Lagos, nos podemos dar cuenta de que la mayor parte de sus análisis y propuestas pueden recuperarse para la África de hoy, además de constatar con desazón que el continente lleva más de 40 años sumido en una oscura distopía al habérsele impedido llevar este plan a buen puerto.

En esta Asamblea, Ia familia panafricana de INADES debe validar el nuevo DOS propuesto por el Secretariado Internacional. Desgraciadamente, ni la complicada situación del campo africano ni las causas de ésta han sufrido cambios sustanciales en los últimos tiempos, por lo que un alto porcentaje del “core” del anterior DOS permanece inalterado en el nuevo. No obstante, hay motivos para la esperanza: Inades pretende asestar el “golpe doble”.

 

 

Así (coup double) han llamado al enfoque que debe regir la acción de la red en los próximos años: hasta ahora Inades había hecho frente a la mala gobernanza de los recursos naturales, la inseguridad alimentaria y ambiental, la resignación endémica de la población, etc., poniendo brotes verdes para reforzar las capacidades organizativas y productivas del campesinado, proponiendo alternativas al sistema de agrobusiness dominante, fomentando sistemas alimentarios social y ambientalmente sostenibles. Este ha sido siempre el primer y único “golpe”; el segundo, algo nuevo para quienes conocemos el ADN de la Red, viene a partir de ahora a cuestionar el establishment y sus mecanismos estructurales tóxicos que se hallan en el origen de los males del agro africano y que han supuesto siempre un freno a los brotes de esperanza que Inades quiere diseminar en el continente.

Siento una mezcla de esperanza y preocupación, mientras los interrogantes se agolpan en mi cabeza: ¿Es posible una verdadera incidencia política en África? El antagonista no es un ente abstracto ni un monstruo de cuento, sino personas con nombres y apellidos bien conocidas en cada país. Y cuando no son nombres y apellidos, son siglas o marcas comerciales implantadas desde hace décadas… ¿tiene la Red músculo para hacer frente a las élites políticas y económicas? ¿Esta “batalla” se librará en los despachos, en la calle, en los parlamentos? ¿Con qué recursos humanos y financieros? 

El horizonte es el mismo: la emancipación del campesinado africano. Sin embargo, esta semana, en Lomé, he escuchado conceptos como “provocar rupturas” con el sistema o incidir usando una “creatividad disruptiva”. Esto es nuevo, y como miembro de una organización con una fuerte tradición de incidencia, me interpela: ¿cómo podemos acompañar a INADES en este recorrido que acaba de comenzar?