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La crisis en el Darién: un drama humanitario que no podemos ignorar

La crisis en el Darién: un drama humanitario que no podemos ignorar

Imagina una selva impenetrable. 575.000 hectáreas de pura naturaleza salvaje que separan Colombia de Panamá. Un lugar que debería ser símbolo de biodiversidad y vida es hoy uno de los escenarios más crueles de la crisis migratoria en el continente americano.

Cruzar el Darién no es solo atravesar un bosque. Es enfrentarse a un territorio inhóspito que, para miles de personas, se convierte en una trampa mortal. En los últimos dos años, más de 800.000 personas han cruzado el tapón del Darién, de las cuales uno de cada cinco era una niña o un niño

Además de las vicisitudes que la propia selva genera — ríos embravecidos, montañas embarradas, animales salvajes, enfermedades, dormir a la intemperie, caminar durante días... — las personas migrantes se enfrentan a otro desafío: la selva al completo está "gestionada" por diferentes tipos de crimen organizado y organizaciones que se lucran ilícitamente del negocio del tráfico de personas e incluso de la trata. Dentro de la selva, se han reportado gravísimas formas de violencia, incluyendo violencia sexual, extorsión, secuestros y asesinatos. 

¿Y quiénes son las personas que están atravesando esta selva, con su casa a cuesta, hijas e hijos, e incluso mascotas? En su mayoría, son familias provenientes de Venezuela, Haití, Ecuador, pero otro dato muy chocante es que entre ellos también hay una gran cantidad de personas de países africanos y asiáticos. 

Personas que, huyendo de la pobreza, la violencia o la persecución, ponen sus vidas en riesgo en una travesía de incertidumbre.

 

Un continente convulso


Las crisis democráticas y humanitarias obligan a las personas a dejar sus hogares, buscando seguridad y un futuro digno para sus seres queridos. En países como Venezuela, el debilitamiento de las instituciones y la emergencia humanitaria compleja empujan a millones de personas a buscar refugio fuera de sus fronteras. Ecuador enfrenta una ola de violencia y desestabilización que intensifica los desplazamientos internos y hacia países vecinos.

Al mismo tiempo, la crisis del Darién es un reflejo de los problemas estructurales y políticos causados por el norte global. ¿Queremos saber que nuestra demanda global de bienes perpetúa desigualdades que empujan a estas familias al éxodo? ¿Que la falta de cooperación internacional y de voluntad política agrava esta situación? ¿Que muchas políticas de contención migratoria simplemente desvían los flujos hacia rutas más peligrosas?

 

Un discurso antimigrante global


A nivel mundial, el discurso antimigrante ha sido instrumentalizado con fines políticos, sembrando miedo y desinformación. Este fenómeno tiene repercusiones locales directas, dificultando el trabajo de tantas personas que, desde organizaciones y comunidades, responden día a día a las crisis de desplazamiento.

Desde quienes brindan asistencia humanitaria en albergues improvisados hasta quienes defienden los derechos humanos en contextos hostiles, todas ellas enfrentan un entorno cada vez más adverso.

Las políticas migratorias restrictivas, como las previstas por la administración de Trump, con su explícita postura antimigrante, agravan aún más la situación de las personas migrantes. Estas medidas no solo limitan las posibilidades de un tránsito seguro, sino que también fomentan un discurso de exclusión.

 

Mujeres en Marcha

 

Historias de resistencia y esperanza


En medio de esta tragedia, la Red Jesuita con Migrantes (RJM) trabaja para tender una red de apoyo a lo largo del continente. Esta red, compuesta por diversas organizaciones, acompaña a las personas en movilidad desde el sur del continente hasta la frontera entre México y Estados Unidos.

  • En Venezuela, el JRS acompaña a familias que huyen de la crisis humanitaria, brindando apoyo psicosocial y orientación.
  • En Panamá, Fe y Alegría atiende a niñas y niños migrantes que llegan al Darién, ofreciendo espacios seguros y apoyo educativo.
  • En Costa Rica, el Servicio Jesuita para Migrantes proporciona asistencia legal y humanitaria a quienes buscan avanzar hacia el norte.
  • En México, las compañeras del Servicio Jesuita enfrentan el reto de asistir a migrantes víctimas de violencia y del crimen organizado.

Son esfuerzos concretos que muestran que, ante la inmensidad del desafío, hay respuestas solidarias y humanas que diariamente responden a los retos de la crisis del desplazamiento forzado en América Latina.

 

Un plan conjunto para el Darién 


La crisis migratoria en el Darién exige una respuesta urgente y colectiva. Estamos trabajando en un Plan Jesuita de Respuesta que se construirá de manera conjunta entre las organizaciones que acompañan a las personas migrantes en este tramo crítico (Colombia, Panamá y Costa Rica)..

En enero de 2025, una compañera del equipo de Cooperación de Alboan viajará a Metetí, en la salida del Darién, para participar en una reunión clave que permitirá diagnosticar las necesidades más urgentes y definir un plan conjunto entre todas las organizaciones, que garantice un acompañamiento real a quienes atraviesan este territorio.

 

Una llamada al compromiso


El flujo migratorio por el Darién no es un problema aislado. Es el reflejo de una crisis humanitaria global que exige una respuesta colectiva. Desde Alboan, apoyamos iniciativas que priorizan a las mujeres y a las infancias, quienes enfrentan los mayores riesgos durante la travesía.

Acompañar no significa solo estar presentes. Significa articular esfuerzos, construir redes y defender los derechos humanos de quienes se ven obligados a dejarlo todo atrás.

Te invitamos a formar parte de esta causa. Porque el futuro de quienes cruzan el Darién no solo depende de su valentía, sino de nuestra capacidad colectiva de tender puentes y construir un mundo más justo.