Doña Rosa: una gran mujer nica que ya se siente tica
En esta ocasión acercamos a estas páginas el testimonio de Rosa María Somarribas Watts, procedente de Nicaragua y que ha vuelvo a crear su hogar en Costa Rica. De buena conversación, multifacética, amable, solidaria y con unos deseos de superación envidiables, así es esta valiente mujer que hoy está a las puertas de obtener la nacionalidad costarricense.
Doña Rosa es una mujer muy querida en su comunidad en San José. Todo gracias a su amor por la cocina y su generosidad. Su talento no solo deleita paladares, también se convierte en un puente para ayudar a quienes la rodean. Su altruismo la ha convertido en referente, y sus vecinas y vecinos acuden a ella en busca de su apoyo y consejo.
Con cada colaboración que brinda, doña Rosa aprovecha la oportunidad para educar e informar sobre la importancia de regularizarse y conocer los procedimientos necesarios para alcanzar sus metas como personas migrantes y refugiadas. Su ejemplo de vida inspira a otras a perseverar, acompañándolas en su camino y demostrando que es posible superar los desafíos y salir adelante.
En pocas palabras, doña Rosa encarna los valores de solidaridad y resiliencia que fortalecen la vida comunitaria, dejando una huella imborrable entre quienes tienen la fortuna de cruzarse con ella.
Doña Rosa: una gran mujer nica que ya se siente tica
Nací en Managua, Nicaragua, pero viví algunos años de mi infancia y juventud en Bluefields, costa caribe de mi añorado país. En aquella hermosa isla aprendí a pescar y a querer la brisa del mar. Hoy me siento orgullosa de llegar a los 55 años y haber sacado adelante a mis tres hijas, en una tierra en la que no nací, pero a la que tanto le agradezco.
Mi historia como migrante inicia hace muchos años. Viví en un ambiente político peligroso en Nicaragua. Un día mi madre me dijo que debía abandonar Nicaragua junto a mi hermano. Daniel Ortega (dictador de Nicaragua) buscaba jóvenes para el servicio militar y ella no quería esto para nosotros.
En pocos días, mi hermano y yo estábamos subidos en un bote rumbo a Costa Rica, sin saber que nos esperaba un viaje lleno de peligros, miedo y soledad. Además, yo cargaba sobre mis hombros la responsabilidad de cuidar de mi hermano.
Al llegar, nos establecimos en Limón, provincia de la región caribe del nuevo país. Ahí pude dedicarme a la pesca y aunque me gustaba, siempre soñé con retomar mis estudios de secundaria y hasta cursar una carrera universitaria. Mi gran anhelo siempre fue convertirme en enfermera y esa motivación me ayudó a no perder la Fe y construir una nueva vida.
Poco después conseguimos el carné de refugio que debimos renovar cada año hasta que nos otorgaron la cédula de residencia permanente. A partir de ahí, todo fue mejorando.
Pasados unos años me casé, fue un matrimonio en el que sufrí muchas cosas, entre ellas, violencia doméstica. Fue tan triste todo que, en el tercer embarazo, mi esposo me agredió y mi hija nació a los siete meses de gestación. No dejo de pensar que la escoliosis que sufre pudo ser resultado de aquellas golpizas que recibí, mientras mi hija estaba en mi barriga.
Durante muchos años le dije a mi esposo que quería buscar los requisitos para hacerme “tica” (costarricense), aunque ya me sentía así. Mi esposo siempre me negó esa posibilidad.
Cuando mi esposo falleció, me sentí liberada. Ahora podía ir y hacer lo que yo quería sin seguir sus órdenes. Así fue como me llené de valentía para dar paso a un sueño que tenía desde hace muchos años. Mi prima me habló del Servicio Jesuita para Migrantes y me acompañó a pedir información. Una vez ahí, me dieron la buena noticia de que sí podía naturalizarme y me explicaron los requisitos y me informaron y acompañaron para preparar los exámenes que me otorgarían la nacionalidad. También algo me ayudaron con el pago la matrícula de los dos exámenes.
Estoy entusiasmada y deseando que llegue la fecha del examen. Me ilusiona todo lo que el futuro me pueda deparar. Quiero seguir estudiando, concluir la secundaria e ingresar en la carrera de enfermería. Quiero seguir ayudando a otras personas para que se regularicen o tramiten la naturalización y puedan mejorar sus vidas, como sé que obtener la nacionalidad costarricense, mejorará la mía.