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Crisis silenciosa, impacto devastador: los recortes de EEUU paralizan la ayuda humanitaria a personas refugiadas

Personas refugiadas atendiendo en clase en Chad

Chad, Colombia, Sudán del Sur o India comparten una realidad común: miles de personas refugiadas —en su mayoría mujeres, niñas y niños— han quedado sin apoyo tras la suspensión abrupta de fondos por parte del gobierno de los Estados Unidos. Entre las más afectadas se encuentran las comunidades acompañadas por el Servicio Jesuita a Refugiados (JRS), con quien desde Alboan trabajamos de forma estrecha desde hace más de dos décadas.

La decisión, tomada a principios de 2025, ha puesto en riesgo más de 18 millones de dólares en financiación humanitaria para JRS. En un plazo de apenas tres meses, más de 100.000 personas han visto interrumpidos los programas de educación, protección, salud mental, medios de vida y acompañamiento psicosocial que daban sentido y estructura a su día a día.

 

Chad: la educación, en riesgo de desaparecer


En Chad, uno de los países más pobres del mundo, más de 300.000 personas refugiadas sudanesas han llegado huyendo de la violencia en Darfur. Desde 2006, JRS lidera la educación en 19 campos de refugiados y refugiadas, con una oferta educativa que incluye formación docente, educación acelerada y apoyo psicosocial.

Con los fondos suspendidos, más de 32.000 personas que participaban activamente en estos programas han sido directamente afectadas, y otras 129.000 de forma indirecta. La mayor parte de ellas son niñas y adolescentes, muchas de las cuales ven en la escuela no solo un espacio de aprendizaje, sino un refugio frente al matrimonio forzado, la violencia sexual y la marginación.

Desde Alboan acompañamos estos procesos con una mirada que reconoce el valor de la educación como un acto de justicia, y como una herramienta de esperanza en contextos donde todo ha sido arrancado.

 

Una crisis de solidaridad global


Este no es solo un problema de financiación. Es, en palabras de nuestros socios de JRS, una profunda crisis de solidaridad internacional. La decisión de suspender unilateralmente la ayuda exterior refleja una tendencia preocupante: las vidas de quienes han sido forzados a huir quedan subordinadas a los vaivenes políticos de los países donantes.

Programas en Sudán del Sur, Colombia, Etiopía, India y Uganda también han sido afectados. En Colombia, por ejemplo, el cierre temporal de servicios ha golpeado con especial fuerza la atención a personas migrantes venezolanas en situación de extrema vulnerabilidad. En Sudán del Sur, 500 niñas y niños con discapacidades han perdido el acceso a terapias que les permitían recuperar movilidad y dignidad.

 

 

Acompañar, resistir y reimaginar el futuro


Frente a esta crisis, desde JRS se ha puesto en marcha un grupo de trabajo especial —la Mitigation Taskforce— que busca cómo mantener la presencia en los lugares más afectados. 

En esta búsqueda, la comunidad jesuita internacional ha respondido con agilidad y compromiso. A través de la Red Xavier, las distintas organizaciones jesuitas de cooperación han movilizado fondos para atender algunas de las situaciones más críticas derivadas de los recortes, como los cierres de escuelas en Chad o la interrupción de servicios de salud mental en Sudán del Sur.

Este esfuerzo colectivo —nacido de la solidaridad ignaciana global— nos recuerda que no estamos solas ni solos. Que acompañar es también actuar con otros y otras, construir respuestas compartidas y sostener la esperanza incluso cuando los recursos fallan.
Alboan, como parte de esta red, renueva su compromiso de acompañamiento a largo plazo. En tiempos de incertidumbre, acompañar es resistir. Acompañar es escuchar, es crear comunidad, es —como nos enseña la espiritualidad ignaciana— "estar con las personas, allí donde están", en su dolor y en su esperanza

 

¿Qué puedes hacer tú?


En este contexto, tu apoyo cobra más valor que nunca. Desde Alboan:

  • Reforzamos nuestros lazos con JRS. 
  • Movilizamos recursos para garantizar que los programas educativos, especialmente para niñas y adolescentes, puedan continuar.
  • Denunciamos la instrumentalización de la ayuda humanitaria como herramienta política.

Hoy más que nunca, contamos contigo. Para seguir acompañando, para seguir educando, para seguir construyendo un mundo en el que la dignidad de cada persona esté en el centro.