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Defender la vida: las violencias invisibles contra las mujeres

Defender la vida: las violencias invisibles contra las mujeres

¿Qué significa vivir en un país donde ser mujer implica jugarse la vida cada día? Honduras es hoy uno de los territorios más peligrosos para las mujeres, para quienes defienden la tierra y para quienes buscan sobrevivir en un sistema marcado por la impunidad, el crimen organizado y la desigualdad estructural. Así lo explica la periodista y defensora de derechos humanos Karen Paredes, invitada al podcast A Contracorriente de Alboan.

En este episodio, Paredes comparte testimonios reales y estremecedores sobre las múltiples violencias que atraviesan a millones de mujeres: desde los hogares hasta las calles, desde los territorios hasta la ruta migratoria.
 

 

Un país donde la violencia contra las mujeres es estructural


Entre 2020 y 2025, Honduras registró al menos 1.780 mujeres asesinadas, lo que equivale a una mujer víctima cada 28 horas, con una impunidad del 95%. No se trata de casos aislados, sino de un patrón sistémico.

 

“Ser mujer en Honduras implica jugarse la vida cada día, en lo público y en lo privado.” – Karen Paredes.

 

Las causas son múltiples y entrelazadas:

  • Violencia machista arraigada en hogares, escuelas y espacios públicos.
  • Crimen organizado que utiliza los cuerpos de las mujeres como moneda de cambio.
  • Estado de excepción que habilita allanamientos y abusos policiales.
  • Falta total de políticas públicas con enfoque de género.
  • Impunidad judicial que deja a las mujeres sin respuestas.

 

Infancias rotas y violencias normalizadas


La transcripción revela uno de los núcleos más dolorosos: las violencias dentro del seno familiar, muchas veces silenciadas por miedo, estigma o dependencia económica.

Según Paredes, romper ese muro exige crear espacios de confianza y educar desde la infancia:

  • «Tu cuerpo no se toca, venga de quien venga.»
  • Identificar entornos inseguros.
  • Acompañar las denuncias con responsabilidad.

Sin embargo, la respuesta institucional es mínima, lo que empuja a muchas mujeres a no volver a denunciar.

 

Crimen organizado, feminicidios y control territorial


Las autoridades suelen atribuir los asesinatos de mujeres a “relaciones con maras o pandillas” sin investigar. Pero la realidad es más compleja:

  • Las mujeres son utilizadas para extorsión, transporte de dinero o explotación sexual.
  • En zonas controladas por criminalidad, sus cuerpos se convierten en territorio de disputa.
  • El 52% de la población hondureña son mujeres, muchas jóvenes, lo que incrementa su vulnerabilidad.

 

Migrar para sobrevivir: una ruta marcada por el miedo


La migración femenina en Centroamérica ha crecido de forma alarmante. Muchas mujeres emprenden el camino porque:

  • Denunciar su agresión no les protege.
  • Las maras cobran extorsiones imposibles.
  • El Estado no garantiza seguridad.

Pero la ruta migratoria es otra cadena de violencias: secuestros, violaciones, prostitución forzada y asesinatos.

«Las mujeres que migran saben que probablemente serán violadas en el camino.»

 

Redes de mujeres: resistencia, comunidad y esperanza


A pesar del miedo, son las mujeres quienes sostienen las luchas territoriales, familiares y comunitarias. En Honduras:

  • Más del 60% de los hogares son encabezados por mujeres.
  • Las defensoras de la tierra enfrentan amenazas de empresas extractivas y poderes políticos.
  • Las periodistas y comunicadoras, como Paredes, sufren criminalización pero continúan denunciando.

«No estamos solas. Nos acuerpamos para sostener la vida y el territorio.»

 

Conclusión: nuestra corresponsabilidad global


El episodio nos recuerda algo fundamental: lo que ocurre en Honduras está conectado con nuestro modo de vida. El extractivismo, el consumo y la indiferencia alimentan sistemas violentos. La pregunta clave es: ¿qué hacemos desde nuestras propias burbujas para transformar esta realidad?

La invitación final es clara: informarnos, empatizar, amplificar voces y asumir la responsabilidad colectiva de defender la vida y la dignidad de las mujeres.