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La Red de Cooperativas de Mujeres de Gujerat hace frente a la crisis sanitaria

Red de Cooperativas de Mujeres de la India

La segunda ola de la Covid-19 en India, en general, y en Gujerat, en particular, ha tenido un efecto devastador sobre todo en las zonas rurales. La situación sanitaria era muy grave, y también lo era la situación económica que atraviesan miles de familias adivasis y dalits que dependen de un sustento diario. Las familias no han podido hacer frente a la ansiedad, el miedo y el estrés provocados por esta nueva ola de la pandemia. Conseguir asistencia médica era una tarea hercúlea y a medida que las fuentes de ingresos se agotaban, cada vez era más difícil acceder y poder comprar medicamentos. Pero a pesar de la situación de extrema gravedad que se estaba viviendo, las mujeres de las zonas rurales reaccionaron con rapidez y serenidad para poner en marcha redes de ayuda y colaboración.

 

La Red de Cooperativas de Mujeres organizó varias reuniones con las Hermanas Misioneras de Cristo Jesús, que las acompañan en su proyecto de vida y desarrollo, para planificar los trabajos de aemergencia  en las diferentes aldeas en als que tienen presencia. Se planificó de una parte la ayuda más inmediata, y por otra se diseñó una estrategia para cubrir necesidades en el medio plazo, estableciendo criterios de urgencia y necesidad para poder detectar a las comunidades más vulnerables: trabajadoras y trabajadores sin tierra, mujeres solteras y viudas y las personas diversidad funcional.

 

La colaboración de Misión de Gujerat-Alboan ha sido clave ya que nos ha prestado asistencia financiera procedente de donaciones y colaboraciones de las familias que apoyan la misión. La distribución de la ayuda se organizó de manera eficiente, llegando a más de 8.300 personas  de cerca de 2.000 familias.

 

Nuestra estructura cooperativa ha sido fundamental para poder dar respuesta a las necesidades de las mujeres, que a su vez tendieron una mano amiga a otras familias y personas que atravesaban una difícil situación. Por esa razón podemos afirmar  que la Red de Cooperativas de Mujeres ha jugado un papel clave durante la crisis sanitaria y ha conseguido cubrir algunas de las necesidades de las personas afectadas. Los procedimientos operativos estándar, las medidas preventivas, la vacunación y la distribución de mascarillas y desinfectantes contribuyeron en gran medida a reducir la propagación de la pandemia.

 

Las tecnologías y las comunicaciones han hecho posible organizar programas de ayuda a distancia- las mujeres recibieron formaciones para poder asistir a reuniones virtuales a través de plataformas online para poder seguir trabajando. Las representantes de las cooperativas están en contacto con mujeres de diferentes comunidades. Muchas de ellas tienen derecho a recibir ayudas gubernamentales, pero no cuentan con la formación, ni los medios para solicitarlas, y es ahí donde las cooperativas están jugando un papel de intermediación con las comunidades muy importante. Están en contacto directo con líderes adivasis de las aldeas para poder articularse y que puedan obtener estas ayudas tan necesarias. Se contempla que se distribuyan ayudas económicas individuales y otras para realizar préstamos y programas sociales comunitarios.

Luces y sombras tras la pandemia

Los relatos que nos deja el paso de la Covid-19 continúan sorprendiéndonos. Muchas gente ha resultado dañada de una u otra manera. Aún necesitaremos tiempo hasta que esta crisis llegue a su fin. Los ingresos de muchas de las mujeres con las que colaboramos están ligados al sector agrícola. Continuaremos acompañándolas para que peudan acceder a los planes y ayudas gubernamentales y con el tiempo puedan tener asegurada la sostenibilidad y autosuficiencia de sus proyectos productivos.

 

Durante la crisis sanitaria y especialmente durante la segunda ola que afectó más severamente a las áreas rurales, los centros administrados por religiosas, incluidos dispensarios, escuelas, cooperativas, se unieron para identificar las necesidades y brindar ayuda inmediata en las zonas en las que ya estaban trabajando. Tras la segunda ola de la pandemia, los esfuerzos se fijan ahora en identificar el impacto a medio y largo plazo. Para ellos se han llevado a cabo reuniones y conversaciones, a menudo a través de internet, en las que han participado tanto las mujeres de las cooperativas como las  hermanas religiosas, que se han estado reuniendo a su vez con mujeres en las aldeas.

 

El compromiso de todas estas mujeres alimenta nuestra esperanzo en los momentos de dificultad. Se trata de mujeres que quieren crecer, deciden crecer y se esfuerzan por crecer. En medio de la tormenta, estas historias de alegrías y tristezas, quebrantos, e imperfecciones, es importante que no perdamos el coraje, optimismo y esperanza de traer un rayo de luz a la vida de las mujeres con las que trabajamos.

 

Jacinta Canis MCJ