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Cicatrices visibles e invisibles de una tragedia

Cuatro meses después de la DANA
Cuatro meses después de la DANA

El 29 y 30 de octubre de 2024 un devastador temporal asoló la Comunidad de Valencia.   El fenómeno conocido como Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA) dejó un reguero de muerte y múltiples estragos en la región. La comunidad jesuita en Valencia, a través de sus diversas obras como el Centro Arrupe, las Escuelas San José, Nazaret Alicante, Entreculturas, SJM Valencia y Ecca Social, se movilizó para brindar apoyo a los afectados mediante la campaña "Emergencia DANA", coordinada por las ONG Alboan y Entreculturas.

La campaña se convirtió en un pilar fundamental para canalizar la solidaridad y brindar asistencia a quienes más lo necesitaban. A través de sus distintas obras y en colaboración con otras organizaciones, se proporcionó refugio, alimentos y apoyo emocional a las víctimas del temporal.

 

Desafíos pendientes


A pesar de que han transcurrido cuatro meses, muchas personas aún enfrentan dificultades para recuperar la normalidad en sus vidas. La pérdida de viviendas, pertenencias y medios de subsistencia ha dejado una huella profunda en la comunidad. La reconstrucción es un proceso lento que requiere el esfuerzo conjunto de instituciones, organizaciones y la sociedad en general.

Una beneficiaria estuvo muchas noches sin dormir porque cada vez que cerraba los ojos escuchaba el ruido del agua: "Le decía al Señor, ¿cuándo voy a poder dormir? Durante mes y medio parecía una muerta viviente”.

"Estamos todavía trabajando en torno a muchas consecuencias derivadas de la catástrofe", reconoce Cecilia Villaroel, directora del SJM Valencia. Consecuencias, por un lado, de necesidades básicas: "Hemos tenido desde el primer momento atención a un colectivo muy específico como son las mujeres trabajadoras de hogar y cuidado, que son mujeres que han perdido sus casas, o la persona que le alquilaba la casa la ha cerrado y no se la alquila más”, expone la directora.

 

Vulnerabilidad 


La tragedia de la DANA en Valencia puso de manifiesto la vulnerabilidad de las comunidades ante fenómenos naturales extremos. 

Así, desde SJM Valencia están atendiendo también a personas que han perdido la documentación y que quizás estaban en proceso de regularización. Y están trabajando en un proyecto de inclusión con varios focos de intervención: "Vamos a ver si podemos seguir detectando necesidades porque hay muchos colectivos que no han aparecido aún por temor, por miedo a ser denunciados", admite.

 

Testimonios 


Cuatro meses después de la tragedia, las secuelas aún son palpables en las vidas de quienes la vivieron de cerca.

Katty Cecilia Rogel, residente de Benetúser y madre de un niño de 7 años, recuerda cómo el 29 de octubre fue alertada para recoger a su hijo del colegio debido al fuerte temporal. Aunque inicialmente subestimó la gravedad de la situación, pronto se dio cuenta del peligro inminente cuando el agua comenzó a inundar su vivienda en planta baja. Buscando refugio desesperadamente, logró encontrar seguridad en casa de una vecina. Esa noche, perdió su hogar y todas sus pertenencias, enfrentándose a la incertidumbre y al desafío de reconstruir su vida desde cero.

Kenia Vanesa Álvarez, madre y abuela, también sufrió las consecuencias del temporal. A pesar de las advertencias de su madre sobre el mal tiempo, no anticipó la magnitud de la catástrofe que se avecinaba. Su testimonio refleja la sorpresa y el desconcierto que muchos experimentaron durante esos días oscuros.

 

Trabajo en red y esperanza


Los ámbitos de actuación son múltiples e incluyen la sensibilización y el acompañamiento educativo, así desde Educsi y Alboan se han generado unidades didácticas que permiten sensibilizar y reflexionar, o sea, que la propia emergencia también sirva como punto de partida para hacer la reflexión sobre qué tipo de reconstrucción se necesita, sobre temas de solidaridad, educación emocional, etc..

Sin duda, el trabajo en red es lo que da soporte para seguir trabajando. También está la esperanza de creer que de esto se va a poder aprender algo: "La esperanza es poder aprender de una experiencia tan dolorosa, de seguir acompañando a las personas más vulnerables, y también la esperanza de poder encontrar luz aún en el barro", finaliza Villaroel.

Necesitamos tu ayuda para continuar apoyando a las personas más vulnerables afectadas por la DANA.