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Cholitas Escaladoras. Cinco mujeres indígenas y una montaña

Cholitas Escaladoras

Dora, Ana Lía y Lidia son tres de las cinco Cholitas que escalaron la montaña más alta de América Latina, el Aconcagua. Esta inspiradora y revolucionaria hazaña fue documentada en un film de 85 minutos por los realizadores Jaime Murciego y Pablo Iraburu, producido por Arena Comunicación Audiovisual y que hemos apoyado desde ALBOAN junto a Entreculturas y Oxfam Intermón. Desde sus casas, y en medio de todo lo que ha supuesto el estreno en España del documental, nos han comentado lo más curioso de un viaje que cambió sus vidas. 

 

 

¿Cómo reaccionaron sus familias cuando dijeron que escalarían la montaña más alta de América?
Dora: Mi familia siempre pensó que estaría en casa, trabajando, cuidando de mis hijos, nunca pensaron que podía escalar la montaña. Pero ahora que vieron que sí puedo escalar montañas y que grabamos la película, ellos se admiran, dicen que soy una mujer fuerte y valiente, sobre todo por mi edad.

Lidia: Al principio mi familia no quería que subiera la montaña, porque pensaron que iba a ir sola. Decían que estábamos locas, pero luego se dieron cuenta que somos responsables y nos apoyaron. 

Ana Lía: Yo no tengo esposo, soy soltera, tengo 35 años. En mi caso, mi papá es guía de alta montaña y siempre he sido la consentida y he estado al cuidado de él. Se han sorprendido, no creían que llegaría. Me decían que era muy peligrosa, que había accidentes. Mis amigos se alegraron cuando lo vieron en los periódicos.  

 

¿Cómo es tratada la mujer dentro de vuestras comunidades?
Lidia: Las mujeres aymaras sufrimos de feminicidios, sumisión y discriminación. En nuestra sociedad la mujer debe dedicarse solamente a los quehaceres de la casa y solo el hombre puede hacer tareas de fuerza. Pero en mi caso, mi familia me apoyó para que lo hiciera, para que dejara mis tareas en la casa y subiera el Aconcagua; mis vecinas me decían que siguiera adelante, me felicitaban, se sentían representadas. 

 

¿Cómo es la mujer Aymara, su cultura, sus creencias y  tradiciones?
Ana Lía: La mujer aymara es una mujer trabajadora que se dedica al comercio informal, en cada esquina puedes ver que venden cualquier cosas: material de escritorio, ropa, comida, verduras, frutas. Antes la mujer aymara no tenía tanto acceso a la educación, bastaba con que supieran leer y escribir, después tenían que atender al marido. Las mujeres aymaras somos muy creyentes y tradicionalistas. Hacemos una fusión de lo católico con lo aymara. Practicamos la Challa a la Madre Tierra, la Pachamama. Challamos los bienes, el auto, la casa, las tierras, lo que hayamos conseguido con nuestro trabajo, para agradecer a la Madre Tierra por ayudarnos a conseguir nuestras cosas y porque estamos utilizando una parte de ella.

 

 

¿Cómo fue el proceso de preparación para escalar?
Dora: Para poder escalar el Aconcagua lo hacía con tareas diarias, el solo ir al mercado y cargar cosas, caminar mucho y escalar otras montañas menos altas: en esa forma me preparé, en una constante caminata. 

Lidia: Al principio esto para nosotras era un deporte, un hobby, porque siempre subíamos a las montañas a llevar comida a los campamentos. Así que la preparación fue sencilla. Caminábamos mucho, subíamos montañas más bajas. Escuchamos los consejos de nuestros esposos escaladores.
 

¿Sintieron miedo en el camino o alguna de ustedes pensó que no lo lograría?
Dora: Sí, yo sentí en un momento miedo al llegar al primer campamento, porque vi las montañas más altas, veía volcanes y piedras grandes en el camino. Pasábamos y pasábamos campamento tras campamento y había cada vez más frío; yo vi hombres y mujeres pasando mucho frío, con los dedos, las manos enteras congeladas. Sentía mucho miedo pensando que eso me podía pasar a mí, pero luego al ver que nos acercábamos ya no sentía miedo.
Ana Lía: También sentí miedo. Lo que más miedo me daba era cuando en el camino nos encontrábamos con grietas y teníamos que saltarlas. Escuchar las historias de las personas diciendo que era común perder los dedos de los pies o de las manos por el frío. El no tener la ropa adecuada para subir, también me hacía sentir insegura. 

 

¿Cambió sus vidas y rutinas de alguna manera?

Dora: Mi rutina no cambió. Desde hace 30 años trabajo en un restaurante y sigo atendiéndolo. Los fines de semana tengo un refugio en el Huayna Potosí, allí sigo atendiendo a turistas. Lo único que cambió fue mi forma de ver a los escaladores: antes no valoraba a mi esposo, que es guía de montaña, hoy en día admiro ese trabajo porque es fuerte y peligroso. 

Lidia: A mí sí me cambió la vida, porque no sabía lo que era representar a nivel internacional a las mujeres. Gracias a esto, hoy puedo contestar preguntas, contar mi historia de que sí se puede.

 

 

¿Se imaginaron que su viaje sería grabado y que llegaría al cine con tal éxito?

Lidia: No, yo pensé que sería como cualquier otro vídeo que hemos grabado.  

Dora: Yo nunca me imaginaba que llegaríamos al cine. Un día empezamos a hablar con Jaime (Murciego) por internet y nos decía que quería conocer a todas las Cholitas escaladoras, que quería tomarnos unas fotos, nada más. Lo invitamos al Año Nuevo Aymara, se quedó en mi casa y aquí caminamos por las montañas, mientras él nos tomaba fotos y nos entrevistaba. Luego nos llamaba y nos escribía por internet y nos contaba lo que quería hacer. Cuando nos invitaron a España a ver la película quedé admirada, al verme en la pantalla lloraba, no creía que iba a ser algo tan grande. 

Ana Lía: Pensaba que no iba a ser posible porque sabía que hacer una película costaba mucho dinero. Que llegara a tantos países, a tanta gente, no me lo imaginaba. Pensaba que a la gente no le iba a gustar al ver nuestras ciudades tan desordenadas.
 

¿Tienen pensado emprender un nuevo reto como escaladoras?
Lidia: Nuestro próximo proyecto es escalar el Everest, la montaña más alta del mundo y demostrarle al mundo entero que la mujer indígena puede lograr lo que se proponga.
Ana Lía: Pero antes de subir el Everest queremos subir otras montañas más cercanas, para prepararnos. Estamos buscando empresas patrocinantes para esos proyectos, porque en este primero nosotras nos costeamos una parte de ello.
 

¿Qué le dirían a esas mujeres y aquellas personas que temen dar pasos y emprender hazañas como la de ustedes?
Ana Lía: A las mujeres en especial les diría que no tengan miedo a hacer cosas nuevas, que descubran en ellas muchas fortalezas y potencialidades, que seguro tienen, que descubran de las cosas que son capaces, que den todo lo mejor. Si tienen que atender a su familia igual pueden buscar ese espacio para ellas mismas y tener ese deseo de superación.