Natalia y Nadja: «Aquí nos acogieron con mucho calor»

A pocos kilómetros de su hogar en Ucrania, Nadja, de 10 años, y su abuela Natalia (62) han encontrado refugio en Casa Concordia, un albergue a las afueras de un pequeño pueblo del este de Moldavia. Aunque geográficamente están cerca de casa, estos pocos kilómetros separan dos realidades muy distintas: aquí están a salvo, mientras que al otro lado de la frontera la guerra continúa sin un final claro a la vista. Llevan más de dos años y medio esperando con esperanza el día en que puedan regresar a Mykolaiv, su ciudad natal en el sur de Ucrania.
Huyen de una guerra que no esperaban
"Nadie esperaba que durara tanto", dice Natalia, con lágrimas en los ojos al recordar abril de 2022. "Nadja y yo estábamos de compras cuando oímos las primeras explosiones. La niña estaba tan asustada que lo único que quería era irse". En un momento de urgencia, los padres de Nadja tomaron la dolorosa decisión de poner a salvo a su hija y a Natalia. "Mi hija me dijo: Id a Moldavia; allí estaréis a salvo. Nosotros nos quedaremos aquí para defender nuestro hogar, y tú volverás cuando todo haya terminado".
El shock del desplazamiento
Antes de la guerra, Natalia vivía tranquilamente en Mykolaiv con su familia. Su hija llevaba la casa y cuidaba de Nadja, mientras que su yerno trabajaba como electricista, prestando un servicio esencial a la comunidad. Tenían una vida estable, llena de planes para el futuro.
Todo cambió en un instante. "Nos fuimos sin saber lo que nos esperaba, pero con la esperanza de volver pronto", recuerda Natalia. Los primeros días en Moldavia estuvieron llenos de incertidumbre, miedo y una abrumadora sensación de pérdida. Desde entonces, Nadja sólo ha visto a sus padres una vez, en diciembre del año pasado, cuando pasaron unos días juntos en Ucrania. "No deberíamos haber ido", admite Natalia. "Era muy malo: no había agua potable y las alarmas de las bombas sonaban toda la noche".
Afrontar los retos de una nueva vida
Adaptarse a la vida lejos de casa no ha sido fácil. La mayor dificultad ha sido la larga separación de sus seres queridos. "Nadja echa mucho de menos a sus padres. Todos los días habla con su madre por teléfono, le envía fotos y le pide ayuda con las tareas del colegio", cuenta Natalia.
A pesar de estas dificultades, han encontrado un lugar de estabilidad y calidez en Casa Concordia, un refugio gestionado por la organización Concordia, que ofrece apoyo a las familias ucranianas afectadas por la guerra. "Aquí nos acogieron con mucha calidez", dice Natalia. "Aunque Moldavia es un país modesto, sus gentes son extremadamente hospitalarias".

Una comunidad que se siente como en casa
En Casa Concordia, Natalia y Nadja han encontrado algo más que un lugar donde quedarse: han encontrado una nueva familia. "Celebramos juntas, los niños y niñas juegan y ríen, y estamos seguras", dice Natalia con gratitud. Nadja también ha encontrado consuelo en las amistades que ha forjado y en las actividades que aportan una sensación de normalidad a sus días. Continúa su educación a través de clases en línea desde su escuela en Ucrania, mientras que Natalia recibe apoyo del equipo de Concordia para superar los retos diarios.
Algunos momentos destacan como recordatorios de esperanza. "A Nadja le encanta crear pequeñas obras de arte durante las actividades aquí", dice Natalia sonriendo. "Las guardo en una caja y me alegran cada día. Estos momentos nos ayudan a encontrar la belleza en medio de las dificultades".
Mirar al futuro con esperanza e incertidumbre
Para Natalia, el futuro sigue siendo incierto. "Espero que la guerra termine pronto para poder volver a casa, a Mykolaiv. Espero con impaciencia el nacimiento de mi segundo nieto y sueño con volver a ser una familia unida". Pero el miedo persiste. "Me preocupa que este conflicto dure más de lo que imaginamos".
Por ahora, Moldavia sigue siendo su hogar temporal. "Aunque soñamos con volver, estamos considerando la posibilidad de trasladarnos a otro país si es necesario, para garantizar un futuro estable a Nadja".
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El JRS trabaja junto a la Red Xavier, Concordia Moldova, la Compañía de Jesús en Europa, la sociedad civil local y las ONG en una respuesta jesuita coordinada. Juntas ayudamos a miles de personas como Natalia y Nadja. Puedes leer más sobre La Propuesta Única: la respuesta coordinada de los jesuitas para apoyar la crisis de Ucrania.
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