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Rutas de esperanza y violencia en las mujeres

La travesía en busca de una vida digna acarrea riesgos y violencias, que se agravan en el caso de las mujeres.
Rutas de esperanza y violencia en las mujeres

Cada año, miles de personas emprenden la travesía por África Occidental con la esperanza de llegar a Europa en busca de un futuro mejor. La ruta terrestre desde países como Senegal, Guinea Conakry, Camerún o Nigeria es un camino común, pero altamente peligroso.

A pesar de la aparente libertad de movimiento, esta opción está plagada de inseguridad debido a los conflictos en la región del Sahel. Cruzar las fronteras se convierte en una odisea que amenaza la vida misma.

 

Un camino de desesperación hacia Europa


El desierto del Sahara, una de las etapas más críticas del trayecto, se ha cobrado la vida de 6.335 personas (entre muertes y desapariciones) desde 2014, según el Proyecto Migrantes Desaparecidos. Esta cifra es solo un reflejo del peligro al que se exponen quienes se aventuran en esta travesía. Y al llegar a los países del norte de África como Marruecos, Argelia o Libia, la situación no mejora. Estos países actúan como un "muro de contención" para impedir su avance, financiados por la Unión Europea en su intento de externalizar las fronteras. 

Tras los peligros, violencias, amenazas y discriminaciones enfrentadas a lo largo de la ruta, las personas migrantes llegan a un país donde continúan, y en muchos casos se intensifican, las violaciones de derechos y la brutalidad e inhumanidad hacia ellas.

Desde 2018, la Ruta del Atlántico desde Marruecos, Mauritania o Senegal hacia las Islas Canarias ha sido reactivada, una travesía que añade nuevos peligros, como la fuerza de las mareas y la escasa presencia de operaciones de rescate. En 2022, 1.784 personas murieron o desaparecieron intentando cruzar esta peligrosa vía marítima.

 

Mujeres y niñas: víctimas de una violencia doblemente cruel


El peligro del tránsito migratorio es universal, pero las mujeres y niñas enfrentan un tipo de violencia específico, basado en el género. No solo están expuestas a robos y extorsiones, sino también a secuestros, abuso sexual y violencia física. La situación es tan extrema que, en muchas ocasiones, las mujeres terminan por normalizar esta violencia como una estrategia de supervivencia.

 

Ninguna mujer forzada a abandonar su hogar

 

Centroamérica y México: La ruta hacia el norte americano


En América, la dinámica migratoria sigue un patrón similar. Cada vez más personas de países centroamericanos como El Salvador, Guatemala y Honduras, así como de otros países como Venezuela, Cuba, Colombia o incluso de África y Asia, se lanzan a la peligrosa travesía hacia los Estados Unidos, a través de México. En 2022, el Proyecto Migrantes Desaparecidos de la OIM registró más de 1.000 muertes y desapariciones en esta ruta.

Una de las etapas más críticas de este trayecto es la Selva del Darién, que divide Colombia de Panamá. Bárbara, una migrante que logró salir de esta peligrosa selva junto a su familia, relata cómo se encontró con "muertos, animales salvajes y menores ahogados". Lo que vivió, asegura, es algo que "no desearía ni a su peor enemigo".

El tránsito por Centroamérica y México, al igual que en África, presenta un alto riesgo de violencia para las mujeres. Estas enfrentan agresiones físicas y sexuales, además de las condiciones extremas del viaje, lo que agrava su situación de vulnerabilidad. Para muchas, el abuso comienza incluso antes de salir de sus países de origen, y continúa durante todo el trayecto.

 

Redes de solidaridad en medio del caos


En medio de la adversidad, las redes de apoyo colectivo se han convertido en una herramienta fundamental para la protección de las personas migrantes. En Centroamérica, algunas mujeres se organizan en grupos para transitar juntas, protegiéndose mutuamente. Estas redes también se crean de manera espontánea durante el recorrido, uniendo a las personas en la búsqueda de seguridad.

Las Caravanas de Migrantes, que han ganado notoriedad en los últimos años, son un ejemplo de esta organización colectiva como estrategia de protección. 

En el caso de África, los lazos de solidaridad se expresan a través de términos como "soeur" o "frère", que significa "hermana" o "hermano" en francés, mostrando el fuerte vínculo que se genera entre quienes comparten esta peligrosa travesía.

Las organizaciones sociales también juegan un papel crucial en la protección de migrantes. Ofrecen albergue, asistencia sanitaria y apoyo psicosocial, especialmente en las zonas fronterizas, donde el riesgo es mayor. Además, en ambos contextos migratorios, existen espacios donde las mujeres pueden reunirse para compartir sus experiencias y buscar apoyo emocional, ayudándolas a superar las múltiples violencias que han sufrido.

 

Un viaje de esperanza, pero también de dolor


Las políticas migratorias restrictivas y los peligros inherentes a las rutas terrestres y marítimas exponen a millones de personas a situaciones de vida o muerte. Sin embargo, es en medio de este caos donde surgen redes de solidaridad que, aunque no eliminan el peligro, ofrecen una esperanza de protección y dignidad.

Para las mujeres y niñas, el viaje no solo implica escapar de la pobreza o los conflictos, sino también enfrentarse a una violencia que, lamentablemente, es parte integral de su tránsito. La fortaleza de estas redes de apoyo y la intervención de organizaciones sociales son esenciales para su supervivencia y su lucha por un futuro más digno.

En Alboan acompañamos a mujeres, jóvenes y niñas a lo largo de su proceso migratorio completo (origen, tránsito y destino) y en proyectos que responden a las necesidades de mujeres que han sufrido de violencia en contextos de movilidad forzosa. 

Así que si quieres apoyar nuestro trabajo por el empoderamiento de las mujeres migrantes, refugiadas y desplazadas de todo el mundo; súmate a nuestro programa Mujeres en Marcha. Tu donación es vital para que este proyecto siga funcionando.