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Voluntariado, en primera persona. Fernando Sánchez Aranaz

Voluntariado, en primera persona

Fernando Sánchez Aranaz es voluntario de Alboan en la sede de Vitoria-Gasteiz desde 2016. Le hemos pedido que nos cuente en primera persona qué es lo que le trajo hasta Alboan  y cómo ha sido su experiencia.

"Nací en Donostia o, para ser más preciso, en Gros que no es exactamente lo mismo. Vivo desde hace más de treinta años en un pueblo de la Llanada alavesa. Allí, en Gros, entre la Avenida de Navarra y la falda del monte Ulía, estaba y sigue estando el colegio de San Ignacio de la Compañía de Jesús, en el que ingresé cuando aún no había cumplido los seis años y casi doce años después dejé, pero no del todo.

Soy licenciado en historia, he trabajado en temas de gestión de asociaciones y gestión cultural, también me he dedicado al periodismo y, como es natural, a lo mío que es la historia, con incursiones en la narrativa de ficción.

Para mí supuso un soplo de aire puro la llegada del jesuita Jorge Mario Bergoglio al papado, con el nombre de Francisco, en marzo de 2013. La huella dejada en mí por la Compañía de Jesús, acaso hasta entonces inconsciente, se hizo manifiesta, sobre todo tras leer la exhortación apostólica “Evangelii gaudium”, en la que el Papa Francisco denunciaba “la globalización de la indiferencia”, y las encíclicas “Lumen fidei” y “Laudato si”. En estos tiempos de pensamiento líquido, que se adapta a cualquier recipiente, e incluso de pensamiento gaseoso, redescubrí en la Compañía de Jesús un añorado pensamiento sólido.

Entre otras cosas decidí retomar la relación con mi antiguo colegio, a través de la por entonces recreada, en 2016, Asociación de Antiguos Alumnos.

Por otra parte, siempre he creído que la humanidad no es un conglomerado de compartimentos estancos a menudo enfrentados entre sí, sino que constituye un todo de realidades interdependiente, por lo que me interesé por Alboan. Ya había tenido experiencia más o menos activa en otros tiempos en lo referente a la solidaridad entre los seres humanos en diversas organizaciones, así como en la acogida de los refugiados de la guerra de Bosnia, pero en Alboan encontré una dimensión de la solidaridad que me parece muy importante y es su dedicación a la labor educativa, cosa lógica puesto que ha sido uno de los carismas de la Compañía de Jesús desde sus inicios.

De esa manera llegué al grupo de Alboan de Álava en 2016 donde, entre otras cosas, he tenido el privilegio de conocer al jesuita Mateo Aguirre. En aquel periodo organizamos encuentros y charlas con compañeros que venían de otros países y nos contaban sus anhelos y sus vicisitudes, colaboramos en la campaña para promover una Tecnología Libre de Conflicto, apoyamos a los colectivos de Mujeres en Marcha y, cada año, participamos en la organización de la carrera solidaria. Esta fase prepandemia acabó con la realización de nuestro primer evento “Gastrosolidario”.

Tras dos años de parón en las actividades, aunque no en la comunicación entre el equipo de voluntariado, debido a la pandemia, nos encontramos ahora en Álava con la tarea de reconstruir el grupo de voluntariado, trabajo que va por buen camino, con la inestimable ayuda de quienes en nuestro entorno no han olvidado su antigua colaboración con Alboan, así como la de los compañeros del resto de Alboan, cuyos nombres me gustaría citar en demostración de agradecimiento, pero son tantos que no dejaríamos sitio a otras noticias de esta revista.

Todos juntos estamos decididos a llevar adelante las cinco Causas Justas expresadas en el Marco Estratégico de Alboan que, además de la ya citada de contribuir a garantizar el acceso al derecho a la educación, son el apoyo a personas refugiadas y migrantes, la promoción de la justicia medioambiental, el fortalecimiento de la participación y la ciudadanía global y la promoción de la equidad entre hombres y mujeres."

 

Fernando Sánchez Aranaz