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Lo que queda tras un mes en Colombia. Elkartopatzen.

Elkartopatzen

Crónicas de un Verano en Colombia

EL REGRESO

El 28 de julio de 2014 partieron para Colombia 10 jóvenes de Elkartopatzen y 5 de Indautxuko Eskautak. Tras un proceso de preparación acompañados por ALBOAN y Pastoral de Jóvenes y Adultos, estos chicos y chicas de entre 20 y 25 años permanecieron un mes en Colombia conociendo las organizaciones Fe y Alegría, el Servicio Jesuita a Refugiados y otras Obras de la Compañía de Jesús en Colombia.

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Estas son las palabras y reflexiones que nos regalan los protagonistas de este viaje, los y las jóvenes de Elkartopatzen:

“Elkartopatzen, para mí, ha sido una experiencia de choque desde el primer momento. Desde que llegamos nos han dado toda su amabilidad, gratitud... todo su corazón. Nos han dado mil lecciones de vida en cada encuentro, conversación y testimonio. Te hacen ver que los pobres realmente somos nosotros; pobres de espíritu, pobres de valores.... Muchos dicen que no hace falta irse tan lejos para cambiar el mundo... y quizás no lo cambiamos... pero a más de uno le vendría bien irse a 8.000 kilómetros para salvar su mundo.

Para mí ha sido un abrir los ojos, ser más consciente del mundo en el que vivo y hacerme consciente y coherente con lo que pienso y mi manera de vivir”.

HUGO CUESTA

“Es muy complicado recoger lo vivido y sentido durante el mes en Colombia en unas pocas líneas, pero si tuviera que resumirlo diría que esta experiencia ha significado para mí un punto de inflexión en mi vida en un momento crucial en el que me estaba preguntando muchas cosas acerca de mi futuro y sobre todo acerca de mí mismo. En este punto de inflexión que ha supuesto la experiencia de Elkar-Topatzen, considero que se me han iluminado varias luces que hacen que vea mi camino y mi posición en el mundo de forma más clara. Concretamente, la experiencia en Bogotá me ha enseñado varias lecciones de vida como el esfuerzo, la entrega y el “sacrificio” por los demás bajo condiciones adversas, a mantener la esperanza cuando todo parece perdido… lecciones que, después de haber conocido varias realidades de Bogotá (Soacha, Ciudad Bolívar…) estoy poniendo, o al menos pretendiendo poner en práctica en mi vida, tanto en el ámbito profesional, como en el personal y espiritual”.

DANI MARCH

“Cuántas veces habré oído y habré dicho yo misma que una experiencia, por mucho que te la cuenten, si no la vives, no terminas de entenderla ni sentirla. Y eso me ha pasado con esta experiencia de ruptura en Colombia. En verdad ha sido una experiencia de ruptura. ¿Qué ha roto? La burbuja de cristal en la que vivía (¿o vivo?), mi mirada poco amplia del mundo, mi forma de ser que todo lo intenta planificar y prever...

Ha sido un mes en el que he aprendido a mirar desde otra perspectiva, a valorar desde un punto que no es mi punto de referencia cultural y a hacerlo después de haber conocido bien. O incluso a no valorar, porque me he dado cuenta de que no conozco lo suficiente como para hacerlo. He aprendido a callar y a escuchar. A regalar abrazos y besos. A valorar la seguridad que tengo en mi ciudad, sin tener que llevar un chaleco que me identifique o que pedir permiso a nadie para ir por este barrio o por este otro.

He vuelto más convencida aún de que esas personillas, que muchas veces infravaloramos, pueden hacer grandes cosas sin esperar a ser mayores. Y que en ellas está el futuro. Por eso, he reafirmado mi amor por la educación y por lo transformadora que puede llegar a ser. Más aún cuando se hace desde la vocación, desde el amor y desde el servicio lleno de sonrisas.

El mes en Colombia ha sido una experiencia que `rompiéndome´ me ha hecho crecer como persona y en la fe. Y me ha hecho sentir que quiero seguir creciendo”.

“Una experiencia increíble en la que hemos conocido, compartido, aprendido, reflexionado. Nueva cultura, nuevas maneras de vivir, maneras de afrontar los problemas. Realmente te das cuenta de que tus problemas no son realmente problemas, y que la actitud que tenemos ante nuestros problemas debería cambiar mucho. Tenemos mucho que aprender de ellos, de cómo afrontan la realidad y sus problemas, y a pesar de las dificultades sonríen, luchan y se dan a los demás. Hemos aprendido que una cultura no se puede juzgar, y mucho menos sin conocer, sin haberla vivido. Es imposible hacerse una idea de la situación o la manera de vivir de una sociedad sin haber vivido y compartido con ellos”.

PAUL BRETOS

El viaje

DESDE BOGOTA. ALPES (CIUDAD BOLIVAR) Y SOACHA

Estamos ya en Alpes. En la parte de arriba de Ciudad Bolívar, un barrio al sur de Bogotá. Desde lo alto vemos una extensión inmensa de casas y casitas que es la capital de Colombia, con los grandes rascacielos, coronados por el más alto, Colpatria, al fondo del valle. Lo que el día pasado contaba de Soacha, lo podemos aplicar a nuestro nuevo destino.

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El clima, como dirían los de Bilbao “fresco”, pero con el corazón caliente se puede todo. A calentar el corazón ayudan, el Dios de la vida que, según vimos ayer en la reflexión de la primera semana vivida acá, sigue actuando en los corazones de estos jóvenes (y de los acompañantes-no tan jóvenes alguno). También calienta la acogida de las personas de este lugar, empezando por el Padre Manolo, con 71 años muy bien llevados, uno de los premios del Gobierno Vasco a la cooperación (pero lo tiene muy callado). Y las personas que están en la casa y en las actividades que realizamos: refuerzo escolar, jardín infancia, ludoteca, ancianos, jóvenes en sus actividades culturales,…

La experiencia más común es la de contraste… no vale con leer lo que es el mundo de invasión de los desplazados, ni con verlo en la TV. Es preciso vivir desde dentro, como las personas que viven aquí, así nos enteramos de las oportunidades de unas y otras personas ante la vida. Y del valor que estas personas le echan a su diario vivir. A no olvidar… y a desear que “el orden de este mundo” como decía San Juan, no sólo no nos gane, sino que nos animemos de corazón a transformarlo en una globalización con oportunidades para todos, quitando los obstáculos que impiden una vida digna para tantos. Nos va pasando que por los pequeños cambios externos nos vamos dando cuenta de que Dios anda trabajando por dentro.

DESDE MEDELLIN

Llevamos ya once días en Medellín, inmersos en el Colegio San Juan de Luz de Fe y Alegría en el barrio Santa Rita. Desde un principio la acogida y el acompañamiento por parte de Fe y Alegría han sido excelentes. Una vez presentados a todos los alumnos en el Colegio "el grupo de españoles" se ha hecho muy popular y es increíble la curiosidad y atención que hemos despertado entre toda la comunidad educativa. A través de los alumnos nos hemos dado a conocer también entre las familias del barrio. Nos alojamos en la antigua casa de las hermanas que fundaron el Colegio, una casa muy sencilla pero tanto cariño recibido y el espíritu comunitario y bien organizado del grupo en seguida han creado hogar.

Después de tres días en Bogotá conociendo el contexto y escuchando testimonios que nos causaron gran impacto, finalmente los jóvenes de Elkar Topatzen estaban ansiosos por entrar en acción. En el Colegio y en la Biblioteca de promoción comunitaria José María Vélaz han sido muchas las invitaciones a dar testimonio y a compartir con otros grupos juveniles y con los estudiantes, así como a incorporarnos con una participación activa en todas las actividades especiales, encuentros y retiros. La agenda está apretada pero el grupo tiene claro que descansará al regreso. Las jornadas comienzan en ocasiones a las seis de la mañana, y eso ayuda a estirar el día.

Hemos recibido además la visita de la compañera VOLPA Marta Urkiaga, que desarrolla un voluntariado largo en Buga con el IMCA (Instituto Mayor Campesino). Hemos aprovechado la oportunidad para que nos diera testimonio de su experiencia que le ha aportado al grupo nuevas referencias para su discernimiento vocacional. Su gran disposición y atracción por la experiencia nos indicaban que está contenta con su vida de compromiso rural en Buga.

Amaitzeko, argi daukagu esperientzia aberasgarria bezain motxa egingo zaigula. Denbora gehiagoz gelditzeko gonbidapenak jaso ditugu, poza ematen digute baina badakigu oraingoan behintzan ez dela posible izango.

Tres días de formación y conocimiento de Colombia (29-31 de julio)

Han sido días intensos. Comenzamos con testimonios de la situación de Colombia: nos comentaron la situación Sabrina y Julian. Más tarde nos hablaron de Jonatan y su escuela de baile con personas con las que trabaja Fe y Alegría en zonas vulnerables.

Y poco a poco nos fuimos sumergiendo en la realidad más empobrecida: Soacha un barrio de invasión como lo fue en los años 50 Uretamendi, barrio de chabolas, carreteras sin asfaltar, pero personas que acogen... y nos recibió Santiago, jesuita entusiasta que nos impresionó a todos, y que los fines de semana llega con juniores jesuitas, para que vayan aprendiendo desde el comienzo de la formación quiénes son aquellos de los que nunca nos podemos olvidar en cualquier misión que estemos.

Luego seguimos con más testimonios. La verdad es que las personas que han estado viviendo en contacto con la realidad de exclusión han sido para nosotros un ejemplo vivo de lo que nos gustaría vivir: Zoila con la población afro, las religiosas del buen pastor que trabajaban el mundo de la prostitución ...

También tuvimos ocasión de conocer el museo del oro, caminar por la avenida 10 y la 7 (ahí son los eventos festivos..) vamos, de callejear un poco y conocer el trasporte público y las distancias impresionantes dentro de esa capital inmensa que es Bogotá. Ya os contaremos a la vuelta como han ido tocando estas situaciones nuestro corazón.

Primeras impresiones

En el aeropuerto de Loiu las familias estaban un poco nerviosas despidiendo a sus hijos-as que emprendían una aventura de profundización hacia dentro y hacia fuera, en un lejano pais llamado Colombia.

Aterrizamos en Madrid y aprovechamos para comer, en plan eskaut, sentados en el suelo con lo que traíamos de casa y lo que compramos, en armonía, repartiendo lo que había.

El viaje de 8 horas a Bogotá fue un poco más largo, pero entre el buen ambiente y las visitas de unos a otros, las películas, la música, las lecturas, la oración... y el dormir, consiguió incluso hacerlas entretenidas. Y más cuando llegaron todas las maletas y nos llegaba a recibir Sabrina con una sonrisa de oreja a oreja.

Luego a la casa de espiritualidad donde pasaremos los tres próximos días y a dormir... bueno eso sí, tenían problemas en saber quién era chico y chica con los nombres que acababan en A. Pero eso le daba colorido a la convivencia con los que nos acogían.