R.D. del Congo: la soberanía alimentaria como horizonte

Hay un proverbio africano que dice “si caminas solo, llegarás más rápido. Si caminas acompañado, llegarás más lejos”. Desde Alboan apoyamos cooperativas agrícolas en el corazón de Congo, de la mano de CDS-Kisantu, para que las familias campesinas aseguren su sostenibilidad.
En la República Democrática del Congo, las complejidades políticas, sociales y económicas forman un mosaico de grandes desafíos y oportunidades. Este vasto país, rico en recursos naturales, vive en una continua encrucijada: mientras que su tierra fértil, biodiversidad y sus reservas minerales poseen un inmenso potencial, la realidad de su población está marcada por la pobreza, la falta de infraestructuras y una inestabilidad sociopolítica que socava las aspiraciones de millones de personas.
Aun así, en medio de estas dificultades, emergen iniciativas transformadoras que están cambiando la vida de comunidades enteras. En el distrito de Lukaya, el trabajo incansable de Cáritas Desarrollo y Salud (CDS-Kisantu), liderado por Moise Pieko durante más de tres décadas, es una muestra clara de cómo las cooperativas agrícolas están sembrando esperanza y construyendo un futuro que tiene como horizonte la Soberanía alimentaria.
Una alianza para el desarrollo colectivo
Desde 2007, Alboan ha colaborado estrechamente con CDS-Kisantu para apoyar la creación y fortalecimiento de cooperativas agrícolas en Lukaya. A través de alianzas con otras organizaciones como la cooperativa alavesa UDAPA y el Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz, el proyecto ha crecido significativamente, logrando involucrar a más de 1.400 familias productoras. La propuesta busca que las familias no solo trabajen sus tierras y produzcan maíz, sésamo, arroz, o plátanos, sino que lo hagan con una visión colectiva, en la que el esfuerzo compartido se traduzca en beneficios económicos, sociales y ambientales para la comunidad.
Educación y conciencia: el arte como herramienta de cambio
Una de las claves del éxito de CDS-Kisantu ha sido su innovador enfoque para concienciar a la población sobre el valor del cooperativismo. Para acercar este modelo a las familias rurales, agentes agrónomos recorren los poblados visitando puerta a puerta, explicando el funcionamiento y los beneficios de las cooperativas. La organización también se vale de “canciones populares y montajes teatrales que conectan con la cultura local y transmiten un mensaje claro y emotivo sobre el poder de la cooperación. Esta expresión artística, familiar y accesible, ha demostrado ser un recurso invaluable para despertar el interés de la comunidad y motivar la participación” nos cuenta Moise Pieko.

Las células cooperativas: una estructura de apoyo mutuo
Las cooperativas se organizan en células que agrupan a familias de entre siete y nueve poblados, quienes se reúnen para discutir problemas comunes y buscar soluciones colectivas. Actualmente, existen nueve células cooperativas activas, de las cuales ya han surgido tres cooperativas productoras consolidadas. Antes, las familias trabajabna sus parcelas y vendían sus productos de manera individual, desplazándose a Kinshasa para comercializarlos. Hoy en día, las cooperativas permiten que toda la producción se venda a través de una entidad de segundo grado, UCOOOPAL, que facilita una comercialización más profesional y organizada, logrando mejores precios y condiciones.
Impacto y resistencia: los beneficios de la cooperativa en cifras
Los resultados de este esfuerzo compartido son palpables. Hace quince años una familia cooperativista ganaba aproximadamente 340 euros anuales; hoy, ese ingreso ha aumentado a unos 2.300 euros. A pesar de estos beneficios, no todas las personas están dispuestas a unirse, ya que la cooperación implica compartir tanto las ganancias como los riesgos, lo que plantea un desafío en una cultura en la que el trabajo independiente ha sido la norma. Sin embargo, la perseverancia de quienes han dado el paso está demostrando que los beneficios del trabajo en común pueden superar ampliamente los riesgos.
Empoderamiento de las mujeres: una prioridad para el cambio
En las cooperativas de Lukaya, el 53,4% de las participantes son mujeres, aunque aún queda mucho por hacer para que ellas también accedan a roles de liderazgo. Conscientes de esta necesidad, se han implementado medidas de discriminación positiva, reservando al menos el 30% de los puestos directivos para mujeres. Además, se llevan a cabo acciones específicas para fortalecer su participación, como el fomento de cultivos en los que tradicionalmente han trabajado, como el sésamo, y la organización de eventos que promuevan su visibilidad y empoderamiento, como marchas populares el 8 de marzo y el 15 de octubre, en el Día Internacional de las Mujeres Rurales.
La red REFED, una plataforma para mujeres que apoya su desarrollo integral, se ha convertido en un pilar esencial para la participación femenina en las cooperativas. A través de esta red, las mujeres reciben formación en gestión de pequeños negocios y acceso a insumos y equipamiento agrícola.
Un modelo de desarrollo sostenible para el futuro del Congo
La experiencia de CDS-Kisantu y sus cooperativas agrícolas en Lukaya no solo demuestra el poder del cooperativismo como herramienta para el desarrollo sostenible, sino que también muestra que la solidaridad y el compromiso colectivo son caminos efectivos hacia la transformación social y económica. En un país como la R.D. Congo, donde los retos son enormes, estos proyectos de base comunitaria son un recordatorio de que el cambio es posible cuando las personas se unen en un propósito común.
¿Qué es la Soberanía Alimentaria y cómo se relaciona con el proyecto en Lukaya?
La Soberanía Alimentaria es un concepto que busca asegurar que las comunidades tengan el derecho a definir sus propias políticas agrícolas y alimentarias, controlando sus sistemas de producción y distribución de alimentos. En Lukaya, el proyecto de las cooperativas agrícolas, apoyado por Alboan y CDS-Kisantu, busca que las familias campesinas logren la sostenibilidad y un mayor control sobre su producción y comercialización, lo que se alinea directamente con el horizonte de la Soberanía Alimentaria.
¿Cuál es el principal desafío que enfrenta la República Democrática del Congo y cómo lo aborda el proyecto de cooperativas?
La R.D. Congo, a pesar de su riqueza en recursos naturales, enfrenta grandes desafíos como la pobreza, la falta de infraestructuras y la inestabilidad sociopolítica. El proyecto de CDS-Kisantu en Lukaya aborda estos desafíos fomentando la organización colectiva de las familias campesinas a través de cooperativas agrícolas. Esto les permite no solo mejorar sus técnicas de producción, sino también acceder a una comercialización más profesional y organizada, aumentando sus ingresos y fortaleciendo su resiliencia ante las dificultades.
¿Cómo ha logrado CDS-Kisantu involucrar a tantas familias en el cooperativismo?
CDS-Kisantu ha implementado un enfoque innovador que combina la educación puerta a puerta por parte de agentes agrónomos con el uso del arte como herramienta de concienciación. Utilizan canciones populares y montajes teatrales que conectan con la cultura local para transmitir los beneficios de la cooperación de manera emotiva y accesible, despertando el interés de las comunidades rurales.
¿Cómo están estructuradas las cooperativas en Lukaya y qué beneficios aporta esta organización?
Las cooperativas se organizan en "células" que agrupan a familias de varios poblados para discutir problemas y buscar soluciones colectivas. Una vez consolidadas, estas células forman cooperativas productoras. La organización en cooperativas permite que la producción sea comercializada a través de una entidad de segundo grado (UCOOOPAL), lo que facilita una venta más profesional, organizada y con mejores precios y condiciones en comparación con la venta individual previa.
¿Qué impacto económico ha tenido la participación en las cooperativas para las familias?
El impacto económico ha sido significativo. Hace quince años, una familia cooperativista ganaba aproximadamente 340 euros anuales. Hoy en día, este ingreso ha aumentado considerablemente hasta unos 2.300 euros al año, demostrando los beneficios tangibles del trabajo colectivo y la comercialización organizada.
¿Por qué, a pesar de los beneficios, no todas las personas están dispuestas a unirse a las cooperativas?
Unirse a una cooperativa implica compartir tanto las ganancias como los riesgos, lo que puede ser un desafío en una cultura donde el trabajo independiente ha sido la norma. Esta necesidad de asumir riesgos compartidos puede generar resistencia en algunas personas, a pesar de los evidentes beneficios que la cooperación ha demostrado para quienes han decidido participar.
¿Cómo se fomenta el empoderamiento de las mujeres dentro de las cooperativas?
Se han implementado medidas específicas para el empoderamiento de las mujeres, como reservar al menos el 30% de los puestos directivos para ellas (discriminación positiva). Además, se fomenta su participación en cultivos tradicionalmente trabajados por ellas, como el sésamo, y se organizan eventos que promueven su visibilidad y empoderamiento. La red REFED juega un papel crucial, ofreciendo formación en gestión de negocios y acceso a recursos agrícolas.
¿Qué representa la experiencia de las cooperativas en Lukaya para el futuro del Congo?
La experiencia de CDS-Kisantu y sus cooperativas en Lukaya es un modelo de desarrollo sostenible que demuestra el poder del cooperativismo y la solidaridad colectiva para la transformación social y económica. En un país con grandes desafíos como la R.D. Congo, estos proyectos de base comunitaria son un recordatorio de que el cambio positivo es posible cuando las personas se unen con un propósito común, sentando las bases para un futuro más prometedor.