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Voluntariado. Javier Redín: Arropado por el cariño de Honduras

Javier Redín

Javier Redín participa en el programa de Voluntariado Internacional VOLPA. Javier llegó a Honduras en enero de 2020, semanas antes de que se declarara la emergencia sanitaria. A pesar de las circunstancias, decidió quedarse y en la actualidad está en El Progreso, en el departamento de Yoro del país mesoamericano, participando en proyectos de Fe y Alegría-Honduras. Le hemos pedido que nos cuente cómo está viviendo este momento de su vida.

"Cumpliendo un año fuera de lo conocido, al otro lado del mar, lejos de la familia, de amigos y amigas, me encuentro arropado por el cariño de Honduras. Es difícil hacer un análisis de lo vivido y aún más complicado intentar reflexionar del recuerdo. Pero aquí va un pequeño intento.

Aún están recientes en el recuerdo las navidades. Durante esos días las emociones viajaban entre el cariño de la tierra y la tristeza de la distancia. El daño que han dejado los huracanes, la crisis política económica y social, y la incertidumbre pandémica en Honduras, me hacen despertar del egocentrismo. Me hacen acariciar con cariño lo que tengo en las manos.

A mediados de marzo del año pasado llegó el coronavirus a Honduras y con ello la cuarentena. Todo lo que estaba conociendo, desde enero del mismo año, se paralizó para luego esconderse a la vuelta de la esquina. Sinceramente fue difícil y las dudas sobre volver a España me resonaban constantemente. Con el tiempo asimilé la situación y decidí no volver a decidir… La decisión de quedarme ya estaba tomada, no podía seguir insistiendo en encontrarme atrapado entre dos lugares. Estar de cuarentena en Honduras sigue siendo estar en Honduras, por lo que fuí a descubrir lo que había escondido en aquella esquina.

Desde Fe y Alegría-Honduras hemos estado implicados en seguir trabajando con la comunidad educativa. La pandemia es un desafío que hay que afrontar, dado que la vulnerabilidad en las familias se acentúa y surgen nuevas necesidades en la educación. Las clases en línea son una solución, pero no es perfecta ni mucho menos. La mayor parte de las niñas y niños no disponen de los medios electrónicos necesarios para seguir las clases… las maestras y maestros hacen grandes esfuerzos para contar con aquellos medios.

En Honduras la población vive al día y son pocas y pocos los que cuentan con un contrato de trabajo. El confinamiento supuso un gran reto para las personas que viven del comercio, venden en la calle o trabajan en pequeños locales. Es admirable la capacidad que tiene la población hondureña para seguir adelante y reinventarse. Siempre hay fe en seguir adelante, por lo que siempre hay un plan C.

Cuando parecía que salíamos de la dureza de la pandemia, el 3 de noviembre  llegó el huracán Eta y 10 días después lo hizo Iota. Tuve la oportunidad de apoyar con todo y en todo lo posible. A los tres días de la llegada del primer huracán, me inscribí como voluntario en Cruz Roja de Honduras para apoyar en tareas de salvamento acuático. Por otro lado, desde Fe y Alegría y otras fundaciones hermanas, nos hemos centrado en apoyar distribuyendo alimentación, ropa y agua a la población más afectada.

Los daños causados son enormes y la tarea de limpieza de las zonas devastadas no acaba más que empezar. Podría relatar cientos de anécdotas acerca de los dos últimos meses del año 2020, incluso sin mencionar la Covid-19, aunque parezca increíble.

Una pandemia y un desastre natural tildan de aprendizajes mi experiencia vivida, pero esa tilde no está definida… Necesita de un compromiso mayor de mi parte por la realidad que comparto con mis hermanos y hermanas hondureñas. No es fácil decidir alargar una experiencia de voluntariado como VOLPA, pero son muchas las preguntas que tengo que responder. Quizás son tantas que no las puedo responder sentado en un avión."

Javier Redín