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Crisis humanitaria en Tigray, Etiopía

Tigray

Miles de personas inocentes siguen sufriendo una guerra civil que conduce al desplazamiento masivo y al hambre extrema en Tigray, región del norte de Etiopía que limita con Sudán y Eritrea. El mes pasado se esperaba que las conversaciones de paz lograran un alto el fuego pero, lamentablemente, la violencia se ha intensificado, dejando a las comunidades vulnerables desesperadas en condiciones de hambruna y con un miedo constante a la violencia. 

El violento conflicto en Tigray es una inmensa crisis humanitaria: miles de civiles no tienen suficiente comida, refugio o agua potable. La guerra ha interrumpido los apoyos y servicios esenciales para personas mayores y vulnerables y ha afectado el suministro de medicamentos y el acceso a la atención médica.

Antes del inicio de este conflicto en 2020, más de 96.000 personas refugiadas eritreas estaban acogidas en Tigray, principalmente en los cuatro campos de la parte occidental de la región: Mai-Aini, Adi-Harush, Shimelba e Hitsats. Cuando estallaron los combates a principios de noviembre de 2020 entre el Ejército de Defensa Nacional de Etiopía (ENDA) y el Frente de Liberación del Pueblo de Tigray (TPLF), el resultado fue muertes de civiles y el desplazamiento de miles de personas refugiadas en los cuatro campos y áreas urbanas de Tigray, creando una grave crisis humanitaria y de protección.

La población civil es la más está sufriendo. Testigos han denunciado numerosas violaciones de los Derechos Humanos: masacres, limpieza étnica y violencia sexual generalizada que serán denunciadas oficialmente y confirmadas por una investigación dirigida por la ONU que se publicará a finales de este mes.

Desde las organizaciones que formamos parte de la Red Xavier nos hacemos eco de esta carta de la Coordinadora Regional de las Hijas de la Caridad en Mekelle, la Hermana Medhin Tesfay. En la carta recoge su súplica por el fin de la violencia y relata un testimonio desgarrador de la violencia generalizada. Compartimos esta carta en solidaridad con los civiles de Tigray y lo hacemos para compartir la voz de los que sufren sin voz:

 

* Puedes colaborar aquí con las emergencias humanitarias de Alboan

Carta de la Coordinadora Regional de las Hijas de la Caridad en Mekelle, recibida el viernes 26 de agosto de 2022

Por favor, recen por nosotros y sean nuestra voz.

Esta carta la estoy escribiendo con el corazón pesado, lleno de desasosiego y tristeza en relación al desarrollo de un evento que a continuación voy a compartir. Desde la madrugada del 24 de agosto, las nubes oscurecieron Tigray porque la guerra se ha desatado una vez más. En esa tarde, tuvo lugar un ataque aéreo en Mekelle que acabó con la vida de niños y niñas inocentes de una de las escuelas.

Como saben, ha habido numerosos reportes de atroces violaciones a los Derechos Humanos desde que la guerra estalló el 3 de noviembre de 2020. Y posteriormente, la gente de Tigray ha sufrido de un severo bloqueo, impidiéndoles tener acceso a suministros vitales como comida y medicamentos. En silencio, meses han pasado en los que cada día trae nuevos horrores dejando cicatrices en las mentes de civiles inocentes que se han visto atrapados en el medio de estos ataques llenos de odio.

No fue suficiente que algunas de las comunidades más vulnerables sufrieran hambruna durante meses; no fue suficiente que niños y niñas nacidos y criados con amor y esperanza fuesen asesinados dejando sus cuerpos hechos trizas; y no fue suficiente que familias vieran la brillante vitalidad de sus hijas y mujeres opacarse y ser reemplazada con terror puro, convirtiéndolas en testigos de los horrores presenciados; no fue suficiente que tuvieran que ver la vida por la que trabajaron muy duro desmoronarse; no fue suficiente que tuvieran que despojarse de su dignidad y contemplar actos impensables y horrorosos para sobrevivir… También tuvieron que mirar desamparados cómo uno de los suyos fue procesado, quemado vivo, y canibalizado, con una multitud animando esta locura.

Esto va más allá de las palabras y la comprensión, y es tan difícil imaginar que muy poco se puede hacer para impedir que suceda de nuevo, para que haya mentes en paz que prevean e instauren el orden en un lugar en el que no se ha podido lograr. 

En estos momentos, la guerra parece haberse reencendido una vez más, indudablemente para llevarse las vidas de muchas almas jóvenes que pudieron haber contribuido a la mejora de la humanidad.

Como Hijas de la Caridad, alegremente hemos renunciado a comodidades y placeres para dedicar nuestra vida en servicio de las personas pobres. Y con tal increíble responsabilidad nos encontrábamos, y nos seguimos encontrando, inclinadas a mejorar las vidas de los pobres lo más que podamos. Hemos sido dichosas, sintiéndonos a salvo bajo el cuidado de los ojos de Dios y la comunidad internacional que no se atuvieron a estos actos impensables. No ha sido parte de nuestra esfera de pensamiento las horribles condiciones que pudieran suceder.

Es, en el día de hoy y en esta época, doloroso ver a los pobres a los que nosotras tratamos con tanto amor sucumbir al hambre, mientras hay comida pero está fuera de su alcance. No puedo imaginar cómo van a sobrevivir después de estas miserias que han tenido que soportar. Y con todas las estructuras de apoyo con las que contaban para su sustentación diaria, ya no se encuentran en posibilidades de proveer con apoyo cuando lo necesitaban más, tengo miedo de que el número de muertes sea monumental.

Les ruego que recen en nuestro nombre y se conviertan en nuestras voces, ya que nosotras estamos apunto de ser silenciadas una vez más. En el nombre de los pobres, por favor aboguen para que esta locura termine: su apoyo es sumamente necesario en estos momentos. Esta es la coyuntura de la cual no habrá vuelta atrás, y en estos tiempos, podría mostrar cómo el sentido humanitario puede prevalecer sobre la injusticia y la crueldad.

Por favor, continúen sus esfuerzos para llegar a quienes lo necesitan, y sepan que vamos a continuar nuestro propósito de encontrar maneras para establecer contacto y, si es que es posible, abrir oportunidades para que quienes lo necesitan obtengan apoyo.

Si lo peor está por llegar, y quedamos completamente incomunicadas, sepan con gentileza que estaremos en este lado del mundo haciendo lo mejor que podemos, con oraciones y esfuerzos para servir a nuestra comunidad explorando todas las opciones disponibles.