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Gracias, Javier, milesker! Javier Nausia fue colaborador de Alboan y la Misión de Gujerat por más de 50 años

Sobre la mesa que hasta hace poco más de un año ocupaba Javier en nuestra oficina hay un gran mapa del Estado de Gujerat, en la India. Javier lo conocía al derecho y al revés. No había jesuita vasco o navarro vinculado a Gujerat que Javier no conociera, y cuando nos contaba de la historia de las obras que habían fundado, de los lugares, de los aportes que habían hecho, de distintas dificultades, logros, hitos o momentos históricos vividos, pronunciaba con la misma naturalidad los nombres de los misioneros como los de la geografía gujerati. Era como cuando describía alguno los miles de senderos y caminos de nuestra geografía más cercana que él había recorrido: sabía muy bien de lo que hablaba, lo conocía. Por algo, además de ser nuestro referente para cualquier tema vinculado a Gujerat, no faltaba la vez en que le pedíamos consejos para la excursión del fin de semana. 

 


Como dice una compañera nuestra, que en los últimos años es quien más ha compartido con Javier, "siempre tenía respuesta para todas mis preguntas; Javier conocía Gujerat mejor que nadie, aunque no hubiera estado allí porque le daba miedo volar"


Se dice que todas las personas somos sustituibles en el trabajo. Podemos afirmar que no es el caso de Javier. Hemos seguido funcionando, claro está, pero se nos ha ido nuestra memoria histórica. La memoria comprometida de alguien que ha aportado 50 años de su vida a la cooperación en Gujerat. 

 


Quienes hemos compartido con Javier en Alboan reconocemos y agradecemos  su trabajo por el derecho a la educación de varias generaciones de niñas y niños adivasis y dalits, primero; desde el Secretariado de Misiones; y desde Alboan, después. Pero lo que sus compañeras y compañeros echamos sobre todo de menos es su manera de estar y compartir con nosotras. Son muchos los adjetivos que han salido  en estas últimas horas: hombre alegre y cariñoso, siempre con una sonrisa; sencillo, afable y muy trabajador; gran compañero; buena gente;  absolutamente de fiar; entrañable, una persona que merecía mucho la pena; discreto; afable; jovial; bueno, admirable, hombre dedicado a su trabajo y que, a la vez, sabía disfrutar de los momentos que le ofrecía la vida, de su familia y amistades, un ejemplo a seguir.

 


Gracias, Javier, por habernos dado tanto, por tu dedicación, por haber sido ejemplo y por haber compartido camino con nosotras y nosotros. Cuando miremos el mapa de Gujerat pensaremos en ti y en que quizás ahora puedas viajar allí de otra manera. Te queremos tanto. Milesker bihotz-bihotzez! Descansa en paz.