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Desterrar la normalidad

Desterrar la normalidad

En los meses de abril y mayo de 2021, Alboan y la Asociación SEI convocamos a personas de diversas instituciones, entidades y movimientos de Pamplona, para participar en varias sesiones de trabajo bajo el título de "Estrategias comunitarias para un mundo pos-COVID". El objetivo: extraer conclusiones sobre las causas y los efectos de las crisis, y en concreto de la provocada por la pandemia; y reflexionar colectivamente sobre los retos y necesidades que este nuevo escenario nos plantea.

 

 

Nuestra compañera Mentxu Oyarzun realiza la siguiente reflexión al hilo de dichos encuentros.

 

Desterrar la normalidad

A unas horas de recibir la primera dosis de la vacuna contra el COVID; a unos cuantos días de que comience el verano y las esperadas vacaciones; a unas semanas de, quizá, volver a recuperar muchas de las dinámicas personales y sociales a las que estábamos acostumbradas antes de marzo de 2020… Con la vista puesta ya, en definitiva, en un futuro mejor que se adivina (o anhela) próximo, hacemos balance.

Y nos hacemos cargo de las pérdidas y renuncias de este último año. De personas queridas que ya no están. De aquellas, muchas, la mayoría, que viven con las consecuencias físicas y psicológicas que ha provocado el virus. De los medios de vida destruidos. De los momentos que podrían haber sido vividos, pero que no lo fueron. Del cansancio. La apatía. La tristeza.

Y también, aunque menos, seguimos cayendo en la cuenta de nuestros privilegios. Esas ventajas con las que algunos y algunas nacemos de serie, y por las que hoy en día seguimos conservando nuestro trabajo, teniendo la opción de planificar unas vacaciones este verano o estar accediendo ya a la inmunidad frente al COVID.

 Sabemos que ni nueva, ni vieja. Regresar a la normalidad, tal y como la veníamos viviendo, no es una opción. Y sí, lo sabemos. Porque somos lo suficientemente capaces de entender que este hecho, crucial en nuestra Historia, no ha sido espontáneo, ni aislado ni circunstancial. Porque esta manera de vivir y consumir el mundo lo está, precisamente, arrasando. Porque esta lógica que alimentamos, el capitalismo, está acabando con la vida. Y sí, lo sabemos.

La pregunta es: ¿Qué hacemos con ello? Qué hacemos mientras nos curamos las heridas, mientras tiramos p´alante con la esperanza de dejar atrás esta nueva crisis que tantos apellidos lleva consigo: ecosocial, sanitaria, emocional, humanitaria, económica, política…

Decía un conocido artista y activista que “la vida es aquello que pasa mientras nos empeñamos en hacer otros planes”. Así que sí, sigamos con nuestros planes, pero ocupémonos de la vida. Desterremos la normalidad. Transitemos hacia otras maneras y lógicas. Y hagámoslo de manera comunitaria. Como cuando el confinamiento puso en evidencia lo importante, y nos obligó a mirar hacia afuera. A sostener y a sostenernos. A reforzar o crear redes vecinales, a coser mascarillas y a inventar pantallas protectoras. A atender a las personas más vulnerables. A entender lo esencial.

Conozcamos y aprendamos de otras crisis históricas. Seamos honestos y honestas con nuestro presente, si queremos un futuro que pueda ser vivido. Hagámonos cargo de nuestra cuota de responsabilidad en todo este asunto. Y hagámoslo junto con otros y otras.

Y ahora, desde ya, construyamos y sumémonos a alternativas a la antigua normalidad. Porque sabemos, por supuesto, que mañana puede ser ya tarde. Y porque sabemos, también, que es tan posible como necesario.