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Una cuestión de justicia socioambiental

Congreso de Justicia y Ecología europeo

Del 28 al 31 de marzo tuvo lugar en Loyola el primer Congreso de Justicia y Ecología europeo, en el cual participaron 153 representantes de 26 países de todas las redes del apostolado social en Europa y Oriente Próximo. El principal objetivo del Congreso era permitir una mayor integración del cuerpo apostólico y la alineación de todas las redes (el Servicio Jesuita a Refugiados, la Red Xavier, los Centros Sociales, la Red EcoJesuit Europa y la red de delegados sociales) con las Preferencias Apostólicas Universales (PAU). Una delegación de Alboan, liderada por nuestro director, Martín Iriberri, también fue parte del encuentro.

 

Se trató la emergencia climática donde se vió la necesidad de una nueva forma de vivir y de ser en armonía con Dios, la Creación y los demas seres humanos. Conscientes de la llamada que nos hace el Papa Francisco en Laudato Si' y Fratelli Tutti, se expresó un fuerte deseo de cambio, con la convicción de que el principal motor de la destrucción ecológica no es el aumento de la población, sino la creciente desigualdad.

 

Se constató que muchas personas viven en el camino, muchas veces sufriendo la desesperanza, pero también encontrando sentido en el compartir. Vivimos una época de desplazamientos masivos, provocados por las guerras, la pobreza, el cambio climático y la emergencia ecológica. No podemos permanecer en silencio ante el continuo horror en el Mediterráneo, la ruta migratoria más peligrosa del mundo, o los centros de detención.

 

Ante esta realidad, el Servicio Jesuita a Refugiados descubre cada día, la acogida, la promoción, la protección y la integración de las personas migrantes y refugiadas. Nos sentimos interpeladas por el testimonio dado, y la invitación como familia ignaciana a seguir el ejemplo de promocionar una cultura de la hospitalidad

 

Asimismo, sentimos una fuerte llamada a reelaborar nuestra forma de vida, de consumo, de relaciones personales y con la naturaleza. Concluimos que nuestra conversión debe reflejar una forma de vivir diferente y más sencilla que empieza por nuestras comunidades e instituciones. Los problemas a los que nos enfrentamos son complejos y es esencial dar pequeños pasos mientras trabajamos en colaboración con los jóvenes para lograr un cambio sistémico transformador.