Pasar al contenido principal

Crisis para la Compañía de Jesús en Nicaragua

El régimen de Nicaragua ha puesto a la Compañía de Jesús a prueba mediante múltiples acciones y amenazas que se han ido incrementando en el último mes hasta que el miércoles 23 de agosto el Ministerio de Gobernación de Daniel Ortega ha ordenado su disolución.

 

Se trata del último movimiento de esta persecución de la que es víctima la Iglesia, las organizaciones defensoras de los derechos humanos y todas las personas y organismos que han levantado su voz crítica a favor de las libertades individuales, la democracia y el estado social de derecho.

 

Escalada de persecución

Las represalias contra la Compañía de Jesús por parte de Ortega comenzaron a inicios de agosto, cuando el Gobierno congeló las cuentas bancarias de la Universidad Centroamericana (UCA). El 15 agosto, una jueza de Managua ordenó incautar los bienes materiales y económicos de la Universidad, acusando a sus directivos de "terrorismo". Posteriormente, el día 19, la policía tomó la casa residencial de los jesuitas en Managua en la que vivían tres sacerdotes y otros tres religiosos en formación, incluido el rector de la universidad confiscada, el padre Rolando Alvarado. Estas acciones han finalizado este miércoles con la cancelación definitiva de la personalidad jurídica de la Asociación Compañía de Jesús, cerrando así la escalada de persecución a la que se ha visto sometida la Compañía.

 

En el país, otras 20 universidades privadas han sido intervenidas y hay quienes advierten que la toma de los colegios es inminente, ya que estos centros también estaban siendo acosados administrativamente por el régimen.

 

Desde la Compañía de Jesús en Nicaragua piden el respeto hacia las personas, derechos y bienes de la compañía de Jesús, la restitución y entrega de la Universidad Centroamericana (UCA), la libertad para Monseñor Rolando Álvarez y los demás presos políticos. También abogan por el restablecimiento de una democracia participativa e inclusiva que defienda los derechos humanos.

 

Desde Alboan queremos manifestar nuestra solidaridad y cercanía con los compañeros jesuitas, así como con todos los colaboradores y colaboradoras en Nicaragua.