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El precio del agua

El precio del agua

Artículo de Sara Diego, Alboan.

En 1978, Bruce Lee nos invitaba a ser como el agua; “be water my friend”. En esa misma entrevista, añadía: “[…] si pones agua en una taza se convierte en la taza, si pones agua en una botella se convierte en la botella, si la pones en una tetera se convierte en la tetera […]” ¿y si pones agua a cotizar en Bolsa?, ¿en qué se convierte? 

El pasado 7 de diciembre el derecho al uso del agua entró en el Mercado de Futuros de Wall Street.  ¿Y qué es un Mercado de Futuros? Es un mercado en el que dos partes negocian el valor de un bien en una fecha futura. Por lo tanto, en este caso concreto, la negociación no ha sido la adquisición de agua hoy, sino el derecho a usarla en el futuro, es decir, lo que ha empezado a cotizar en Wall Street es el derecho de su uso. ¿Y por qué? El informe de la ONU de 2020 “El agua en un mundo en constante cambio”, explica que el uso global de este recurso natural se ha multiplicado por seis en los últimos 100 años a causa del desarrollo económico, el crecimiento demográfico y los nuevos patrones de consumo. Además, el cambio climático y las catástrofes naturales también afectan su disponibilidad. En otras palabras, la explotación del sector agrario, la industria, el consumo humano y el cambio climático han llevado a que el agua sea cada vez más escasa en el llamado planeta azul… Paradójico, ¿verdad? Pues, es principalmente su escasez, lo que ha provocado que el agua, esencial para la vida del ser humano y de la naturaleza; acabe en el mercado de futuros uniéndose a la lista de otros recursos naturales como el petróleo, el oro o el trigo. 

A pesar de conocer las consecuencias socioambientales de la comercialización de materias primas como el petróleo o el oro, las voces defensoras de este tipo de mercados afirman que esta operación fija precios a futuro, facilita la gestión de las entidades agricultoras o de los municipios para asegurar el abastecimiento del agua, y contribuye a una gestión más eficiente de los recursos hídricos, ya que los excedentes podrán comercializarse en el mercado. En contra de estos argumentos, una de nuestras organizaciones aliadas colombianas, el Instituto Mayor Campesino (IMCA) afirma que esta operación “no es nada extraño, simplemente estaba tardando…” ya que, considerando su acelerado agotamiento y su alta demanda, el agua es una de las inversiones más seguras y rentables para quienes miran el patrimonio natural como simple mercancía, convirtiéndolo, sin pensar en las consecuencias, en un producto especulativo.

Produce escalofríos pensar en el agua en estos términos; porque sí, efectivamente, el agua se ha convertido en un producto, pero es un derecho universal, por lo que resulta confuso hablar de la especulación y el respeto de los derechos humanos al mismo tiempo. En esta misma línea, el ODS 6 de la Agenda 2030 busca garantizar tanto la disponibilidad universal y equitativa, como la gestión sostenible del agua. Y es que, se calcula que alrededor de 1.800 millones de personas utilizan fuentes de agua potable que están contaminadas, y que más del 40% de la población se ve afectada por la escasez de este recurso natural. Una escasez que se ve principalmente acelerada por los excesos de los países desarrollados, mientras que son los del Sur quienes, una vez más, sufren sus efectos de manera más violenta. 

Por tanto, “…y si pones agua a cotizar en Bolsa, ¿en qué se convierte?”. En amenaza que aumenta la desigualdad y crisis socioambiental como consecuencia de la subida de su precio y el de otros productos básicos en el medio-largo plazo; la impunidad por la vulneración de derechos humanos o la explotación e instalación de megaproyectos en zonas de abundancia hídrica. El territorio amazónico y su población es uno de esos lugares que, una vez más, sufrirán estas amenazas. Y es que además de proporcionar un cuarto del agua dulce del planeta; este territorio ya está siendo saqueado por grandes empresas sin escrúpulos ante la actitud permisiva y pasiva de los Estados y gobiernos. De hecho, su riqueza y biodiversidad hacen que sea erróneamente considerada, tal y como denuncia el P. Francisco, la “despensa inagotable” del mundo.

En definitiva, que el agua haya entrado al Mercado de Futuros de Wall Street significa que un derecho humano y un bien de la naturaleza que es sinónimo de vida, dependan de las especulaciones y beneficios económicos de unos pocos.  Ante este hecho, el IMCA nos induce a seguir luchando por el cuidado de la naturaleza y la defensa de la vida, dignidad y derechos de la humanidad, y concretamente, de las personas más vulnerables. Desde Alboan, haciéndonos eco de los mensajes y demandas que surgen desde las voces de nuestras organizaciones aliadas, denunciamos estas causas que originan exclusión y desigualdad y trabajamos en propuestas alternativas para la transformación.

En este sentido, del 14 de diciembre al 10 de enero celebramos (¡con gran éxito!) la VII Carrera Solidaria: por el derecho al agua en tiempo de covid-19,  para concienciar sobre la necesidad e importancia de cuidar  este recurso y garantizar que el derecho universal al acceso al agua no quede limitado a aquellas personas que puedan pagarlo. 

#elgritodelagua