Stop-the-Clock: una pausa política que pone en riesgo el futuro de la sostenibilidad

El pasado 3 de abril, el Parlamento Europeo aprobó la llamada Directiva Stop-the-Clock, integrada en el primer paquete Ómnibus, que aplaza la aplicación de la Directiva sobre presentación de información de sostenibilidad (CSRD), que se retrasa dos años para grandes empresas y pymes cotizadas, y la Directiva de diligencia debida (CSDDD), cuya transposición se pospone un año.
Con 531 votos a favor, 69 en contra y 17 abstenciones, el Parlamento Europeo ha respaldado la propuesta presentada por la Comisión el pasado mes de febrero para “simplificar la burocracia y reforzar la competitividad de la UE”. En la práctica, no obstante, este proceso de simplificación corre el riesgo de convertirse en una desregulación encubierta, tal y como hemos venido denunciando desde la Plataforma por las Empresas Responsables, de la que Alboan forma parte.
Una vez establecida la prórroga, han dado comienzo las negociaciones del segundo paquete, el Ómnibus de contenido, que abre la posibilidad de modificar ambas normas. Varias organizaciones de la sociedad civil se han quejado formalmente por la falta de transparencia y participación en este proceso. Más allá de las formas, desde la coalición europea que da seguimiento a estas negociaciones tememos que la modificación derive en un caos regulatorio, mayor incertidumbre para las empresas y menos garantías para la protección del medioambiente, los derechos humanos y las comunidades afectadas.
Ante esta situación, quienes verdaderamente creen en la sostenibilidad empresarial tienen la oportunidad de dar un paso al frente y continuar trabajando para construir una economía que verdaderamente ponga a las personas y el planeta en el centro.