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“Tras la pandemia se han fragilizado los tejidos comunitarios indígenas”

Carlos Bresciani SJ, coordinador de la Red de Solidaridad y Apostolado Indígena
Carlos Bresciani SJ

¿Cómo se articula la labor de la Red de Solidaridad y Apostolado Indígena con las poblaciones indígenas?

Esencialmente la Compañía de Jesús articula iniciativas comunes entre quienes estamos con poblaciones indígenas, desde el territorio Tarahuma en México hasta el mundo mapuche en el sur de Chile. Llevamos más de 20 años articulándonos en el sentido de que compartimos experiencias, sabiduría y aprendizajes. Se producen encuentros de jesuitas una vez cada dos años, pero en un momento determinado se le dio un giro a la Red y empezamos a integrar en estos encuentros a los compañeros y compañeras indígenas con quienes caminamos. Eso ciertamente nos hizo mucho bien porque nos aportó un lenguaje nuevo, una lógica nueva y otra manera de dialogar.

Nos articulamos en cuatro regiones: Mesoamérica, el mundo andino, el mundo amazónico y el Cono Sur. Uno de los grandes aprendizajes ha sido caer en la cuenta de las afectaciones que los territorios indígenas están sufriendo por el extractivismo, por los megaproyectos, por democracias cada vez más débiles o ausencia de Estado, y, por último, y pandemia de por medio, por la entrada del narcotráfico. Todo eso en conjunto está fragilizando los tejidos comunitarios, que tradicionalmente han sido muy fuertes, para resistir los embates de un modelo que no respeta los derechos de los pueblos indígenas y los derechos del territorio.

 

¿Cuáles son las amenazas a corto y medio plazo en la defensa del territorio?

Después de la pandemia, ha habido un avance del extractivismo en Latinoamérica, advertimos la entrada de grandes empresas con sus megaproyectos en los territorios, sobre todo mineros, pero también de explotación forestal, soja, etc.  por esa fragilidad post-pandemia, por una menor capacidad de articulación. Esto ha puesto en relieve la necesidad de articular las pequeñas resistencias, que se han dado de diferentes modos, desde las de la no-violencia, que es la que claramente apoyamos, hasta otras donde ha existido violencia política.

Ante la ausencia del Estado, ante la ausencia de políticas pertinentes, el narcotráfico ha entrado y ocupado en los territorios, infectando las relaciones comunitarias, de manera silenciosa.

 

¿Y existe algún rayo de esperanza en ese panorama sombrío?

Frente al monstruo que es el modelo neoliberal expresado en la megaminería y expresado en el narcotráfico que yo creo que es un subproducto del modelo, hay pequeñas resistencias que se están dando en los territorios. Tal vez son invisibles frente al monstruo, pero son reales y sostienen de alguna forma las matrices de sabiduría de los pueblos indígenas.

Nos encontramos con las mujeres organizadas en torno a la sabiduría del telar, la sabiduría de las huertas agroecológicas o las plantas medicinales. También con los grupos de mujeres y hombres organizados en torno al cuidado de las fuentes de agua, de los arroyos. En ocasiones esas resistencias les llevan a defender el territorio con sus propios cuerpos ante las balas. Hay muchos mártires, sobre todo, en el mundo amazónico. 

 

¿Existe una línea específica de trabajo con las mujeres?

Como red hemos tratado de generar espacios de encuentro de mujeres indígenas para poder elaborar lo que está sucediendo en los territorios. Tuvimos un encuentro el año pasado de alrededor de 50 mujeres de pueblos originarios, donde pudieron elaborar con una metodología indígena, que es a través del canto, de la danza, de las manualidades y de la oración. Se trataron las heridas que están en sus cuerpos y en sus territorios, cómo se sale de eso, y luego lo replican en sus territorios. Y esa es la gran buena noticia, que hay una matriz de sabiduría propia desde la mujer indígena para poder elaborar las heridas, poder sanarlas y tener una oportunidad de decir “desde aquí nos plantamos frente a todo”.

Extractivismo y resistencia están muy marcados también por la experiencia de la mujer que está en la primera línea como afectada. De hecho, en estos momentos estamos llevando a cabo una investigación en tres territorios en torno a ese eje de extractivismo, resistencia y mujer.