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Voces que transforman desde la resistencia

Los días 11 y 12 de diciembre voces fuertes, resilientes, críticas, poderosas resonaron entre los muros del Itsasmuseum de Bilbao
Voces que transforman desde la resistencia

Mujeres que amplifican las palabras de otras muchas mujeres. Comunicadoras de procedencias geográficas diversas, de expresiones culturales variadas, de idiomas diferentes convergieron al abrigo del espacio propiciado por la ONG Alboan para tejer un diálogo abierto, y compartir sus sentires, sus saberes y sus análisis en torno a la comunicación; una herramienta capaz de desafiar el olvido, visibilizar injusticias y construir nuevas realidades. 

Varias de las participantes acudían desde contextos de conflicto, discriminación y criminalización; donde el uso de la palabra no es solo un acto de expresión si no un acto de resistencia. En la República Democrática del Congo, Honduras o Costa Rica; pero muchas veces también en Euskadi, las mujeres comunicadoras acometen un desafío doble: defender derechos humanos y resistir a violencias específicas por su género, raza, clase social e identidad sexual, entre otros. A pesar de amenazas, censura y narrativas de odio, estas mujeres convierten sus palabras e imágenes en herramientas de cambio.

 

¿Qué significa ser mujer comunicadora?

"Ser mujer comunicadora es una manera de revertir narrativas; de amplificar voces que existen pero que no siempre se quieren escuchar; de sumarle aristas, puntos de vista y matices a lo que tenemos delante y no siempre vemos; de incorporar temas que importan, pese a que históricamente se hayan ignorado; de denunciar cosas que no por estar normalizadas están bien; de conocer y aprender de otras mujeres y de favorecer alianzas" proponía Lucía Mbomío, periodista de televisión, prensa y radio y activista afrodescendiente. 

 

 

Una definición colorida que recoge en buena parte las ofrecidas por las otras participantes de estas jornadas. Porque respondieron todas las mujeres a la pregunta ¿Qué significa ser mujer comunicadora? Una pregunta aparentemente sencilla que nos permitió escuchar respuestas diferentes con un aspecto común: una comunicación transformadora solo es posible si se hace con otras, desde la sororidad y mediante la articulación con voces diversas.

 

La comunicación desde el género y la justicia

El diálogo navegó por diferentes contextos, mediante la palabra, la música, la danza y las imágenes proyectadas o expuestas en las salas del museo. Se abordaron los derechos en juego: cómo la vulneración de derechos impacta a las mujeres y cómo la comunicación puede ser una herramienta clave en la lucha por la justicia y la igualdad. También lo que supone comunicar bajo amenaza. Se destaparon las amenazas y riesgos que enfrentan las mujeres comunicadoras, explorando las estrategias que impulsan frente a la censura, la intimidación y la violencia.

Tuvieron amplio eco entre el público las historias que transforman, experiencias de comunicación para el cambio tales como el programa de radio “Casa Abierta” del Servicio Jesuita a Migrantes de Costa Rica, la iniciativa congoleña Femme au Fone, y la Red de corresponsales de Radio Progreso en Honduras.

 

 

 

Construir narrativas: ¿Qué comunicación necesitamos?

Vivimos en un mundo interconectado y cada vez más digitalizado, donde los mensajes que difundimos tienen un impacto directo en las personas y en las estructuras sociales. Muchas narrativas perpetúan estereotipos, desigualdades y dinámicas de poder desiguales.
¿Qué vías necesitamos para construir narrativas con una mirada crítica y generar discursos más inclusivos que pongan en el centro a las personas? Este fue el punto de partida para el último espacio de las jornadas.

 

 

De ese cruce generoso germinaron titulares que no concluyen el diálogo si no que, bien al contrario, señalan el punto de partida:

  • La importancia de construir narrativas feministas, justas y transformadoras para cuestionar las estructuras patriarcales y dar voz a quienes históricamente han sido silenciadas.
  • La misión compartida de desafiar la desinformación, el discurso de odio y la invisibilización de ciertas realidades. Por ejemplo, los algoritmos en redes sociales tienden a amplificar contenido sesgado, perjudicando especialmente a las mujeres y a comunidades marginalizadas.
  • Y la necesidad de fomentar narrativas inclusivas que reflejen la diversidad y complejidad de nuestras realidades. Esto incluye promover el uso de un lenguaje inclusivo, visibilizar a las mujeres como líderes y agentes de cambio, y crear espacios seguros en los medios digitales.

Todo esto supone un poder, una responsabilidad y, sobre todo, una oportunidad. Porque si algo sabemos, es que todas y cada una de las personas somos personas comunicadoras. En nuestra mano está reescribir estas narrativas desde un enfoque de derechos humanos, justicia social y equidad de género.

«Vos tenés la bala. Yo la palabra. La bala muere al detonarse. La palabra vive al replicarse».
—    Berta Cáceres Flores, defensora ambientalista hondureña asesinada en 2016
 

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