Instamos a Europa a recuperar la humanidad
Estimados/as jefes/as de Estado y de Gobierno de la Unión Europea:
Exactamente hace 25 años, sus predecesores acababan de acordar trabajar juntos “hacia una unión de Libertad, Seguridad y Justicia” en las Conclusiones del Consejo de Tampere. Se comprometieron a hacerlo a través de políticas comunes que respeten nuestros valores compartidos de dignidad humana, libertad, democracia, estado de derecho, igualdad y derechos humanos. Ellos, y sus sucesores, trabajaron juntos para armonizar la forma en que extendemos la protección y el disfrute de los derechos humanos a aquellos que se ven obligados a huir de la violencia y la persecución.
Mantener estos estándares no es fácil. Se necesita audacia y fuerza para mantener el compromiso, incluso cuando el contexto parece volverse más desafiante.
En los últimos años, hemos sido testigos del debilitamiento de este compromiso. En las últimas semanas, aún más. En JRS, hemos expresado nuestra oposición al recientemente adoptado Pacto sobre Migración y Asilo. Un Pacto que elige la detención y la segregación de las personas que buscan protección en las fronteras exteriores de la UE. Un Pacto que permite numerosas derogaciones nacionales de las políticas comunes en tiempos de supuesta crisis. Un Pacto que promueve la externalización de la responsabilidad de proteger a las personas a países fuera de la UE.
Desafortunadamente, estas decisiones ya están cosechando frutos nefastos. Cada vez más, los Estados miembros están anunciando cambios en la legislación y políticas nacionales que se apartan de la legislación común de la UE.
Los Países Bajos quieren desvincularse del Sistema Europeo Común de Asilo, Alemania introduce controles fronterizos internos, Polonia quiere suspender el derecho a solicitar asilo en las fronteras con Bielorrusia, Italia ha comenzado a llevar a las personas rescatadas en el mar a un centro de detención fuera de la UE, en Albania. También vemos cómo los fondos europeos pésimamente invertidos en terceros países conducen a graves violaciones de los derechos humanos, como en los centros de detención en Turquía.
Por si esto fuera poco, los gobiernos continúan buscando formas de mantener alejados a los migrantes o devolverlos antes incluso de que pongan un pie en territorio europeo, diseñando “centros de retorno” en terceros países que son cuestionables, tanto desde una perspectiva ética como de viabilidad.
A medida que el compromiso con nuestros valores compartidos se desmorona, la injusticia y el sufrimiento aumentan. En JRS, lo vemos todos los días, escuchando a las personas en centros de detención, apoyando a las personas que han sido abandonadas a su suerte, acompañando a aquellas cuyas solicitudes de asilo han sido injustamente rechazadas. Todo esto, mientras que ninguna de las iniciativas mencionadas anteriormente ha tenido realmente efecto alguno en la reducción de la migración hacia Europa.
No tiene por qué ser así. La generosa y unánime respuesta de la UE ante la crisis de personas desplazadas de Ucrania ha demostrado lo que podemos lograr cuando actuamos juntos y de acuerdo con nuestros valores. La Unión Europea aún puede cambiar de rumbo y elegir inequívocamente actuar conforme a los valores que la fundaron.
Opten por trabajar juntos para diseñar formas innovadoras de garantizar vías seguras y legales para las personas que huyen de la violencia y la persecución.
Opten por buscar y rescatar a las personas en el mar, y trabajen juntos para llevarlas al puerto seguro más cercano en Europa.
Opten inequívocamente por respetar el derecho de todas las personas a la libertad, y rechacen el uso de la detención administrativa como un mal necesario.
Opten por la hospitalidad y el acompañamiento desde el momento en que las personas llegan, y diseñen juntos modelos de acogida digna que permitan el verdadero encuentro con la comunidad local.
Opten por crear acuerdos de colaboración sólidos con terceros países que verdaderamente fortalezcan sus sistemas de protección y apoyen su desarrollo, no para convertirlos en ejecutores satélites de políticas inhumanas de la UE.
En la antesala de este Consejo Europeo, les pedimos que crean en nuestros valores y opten por hacer que Europa vuelva a ser humana.