
Misión
Somos la ONG jesuita de cooperación internacional en Euskadi y Navarra
Trabajamos por la construcción de una ciudadanía global que promueva la justicia socioambiental y la equidad de género. Junto a otras personas y organizaciones aspiramos a transformar las estructuras generadoras de exclusión a nivel local y global y a promover nuevas relaciones sociales y económicas.
Desplegamos nuestra misión en alianza y formamos parte de diversas redes y plataformas, especialmente, de aquellas vinculadas a la Compañía de Jesús a nivel local e internacional.
1Nuestra colaboración se centra en las siguientes causas
- La garantía del derecho universal a una educación de calidad
- La defensa de la vida digna de las personas migrantes y refugiadas
- La promoción de una justicia socio-ambiental
- El fortalecimiento de la participación y la ciudadanía global
- La promoción de la equidad de género
2Las dos últimas causas son transversales a todas las demás
3¿Por qué lo hacemos?
- Nuestra identidad está inspirada en el modo de proceder de Jesús de Nazaret y su Evangelio, fundamentada en los derechos humanos y arraigada en la misión jesuita que promueve la fe y la justicia. Por ello, aspiramos a tener una respuesta valiente, comprometida y coherente, que tenga en su centro la dignificación y reconciliación de las personas y la naturaleza.
Material de Interés

Visión
Para responder a los desafíos que el contexto nos plantea y seguir realizando aportes significativos al trabajo por la construcción de ciudadanía y la transformación social, en los próximos años nos comprometemos a trabajar para lograr una ALBOAN:


Valores
Para hacer realidad esta Misión, cultivamos especialmente los siguientes rasgos:
- Las personas excluidas y vulneradas que habitan las fronteras ocupan el centro de nuestra acción y estamos cerca de ellas afectiva y efectivamente. Ellas dan sentido y aliento a lo que hacemos y sus causas constituyen un criterio central en nuestras decisiones. La cercanía a las personas excluidas nos fortalece y confirma en la misión.
- Nuestro modo de actuar se caracteriza por el acompañamiento mutuo tanto con las personas de nuestro equipo, como con las organizaciones aliadas con las que trabajamos. Entendemos este acompañamiento como un camino compartido de escucha, diálogo y apoyo permanente, en el que ambas partes nos enriquecemos e interpelamos en lo que somos y en lo que hacemos.
- Damos cauce a la espiritualidad y a las dimensiones de sentido que nos animan, pues somos conscientes de que en ellas surgen las convicciones y la motivación para colaborar en la construcción de una cultura de la solidaridad y la justicia. Nos constituimos como espacios abiertos para personas de diversas espiritualidades y culturas. Desde la tradición de la Compañía de Jesús utilizamos el discernimiento en común para la toma de decisiones, siguiendo los criterios de “mayor necesidad”, “mayor fruto”, y bien “más universal”.
- Trabajamos activamente por sostener la esperanza, tanto en la denuncia profética, como en la búsqueda de alternativas creativas e innovadoras. Queremos vivir con alegría, celebrando y agradeciendo tanto bien recibido a nivel personal e institucional. Nos comprometemos a impulsar una comunicación transformadora que trasciende lo instrumental y aspira a configurar nuevas realidades y abrir horizontes.
- Buscamos la máxima calidad y profesionalidad en nuestro trabajo a través de la evaluación crítica, la formación, el aprendizaje continuo, la reflexión y el análisis profundo. Desarrollamos una cultura de la transparencia que, más allá de las obligaciones legales de rendición de cuentas, abarca la comunicación de las políticas, la estrategia, las actividades, los resultados y las evaluaciones que se derivan del quehacer de la entidad.
- Para llevar adelante esta misión, nos soñamos como una Comunidad de Solidaridad que busca la coherencia interna entre lo que hace y lo que es, cultiva la espiritualidad, la solidaridad y la confianza con un estilo de vida sencillo y en armonía con su entorno. Comunidad diversa y acogedora, que invita a la participación y al voluntariado en la construcción de sociedades democráticas y solidarias. Comprometida con las personas y comunidades que viven en las fronteras de la exclusión.

Raíces
Los territorios de País Vasco y Navarra cuentan con una larga tradición misionera y de cooperación internacional. Centenares de Jesuitas procedentes de estas comunidades autónomas han dedicado sus vidas al servicio de personas de otras tierras, otras culturas y otras religiones.
Para continuar con esta labor comenzó su andadura en el año 1994 la organización ALBOAN. En el año 1996 se crea la Fundación ALBOAN promovida y respaldada por la Compañía de Jesús.
Las raíces que alimentan la tradición y el buen hacer en el que se inserta ALBOAN son en gran medida la de los distintos Secretariados de Misiones:
En el año 1949 se inician las relaciones entre dos provincias de la Compañía de Jesús: Gujerat (India) y Loyola.
Desde el comienzo, fueron destinados a la región del Gujerat numerosos jesuitas navarros, guipuzcoanos y aragoneses lo que dio lugar a unos lazos especiales entre ambas provincias.
En 1960 Gujerat se había convertido en el decimosexto estado autónomo de la India. Es en esta época cuando el Secretariado de Misiones del Gujerat tiene un mayor auge, desarrolla su estructura y comienza a apoyar de manera significativa a la Provincia de Gujerat.
El trabajo realizado durante estos años ha transformado por completo la región. Decenas de miles de personas han recibido una educación que hasta entonces estaba reservada a determinadas castas. Los proyectos productivos han frenado la emigración de los más pobres hacia las ciudades, la instalación de pozos y bombas ha transformado la agricultura, las cooperativas lecheras se han convertido en la esperanza de cientos de comunidades hasta entonces marginadas.
Hoy en día, más de veinte mil niñas y niños de las clases más marginadas estudian en los colegios apoyados por la Misión del Gujerat.
Fe y Alegría es un “Movimiento de educación popular integral y promoción social” cuya acción se dirige a sectores empobrecidos y excluidos para potenciar su desarrollo personal y participación social.
Nace en Venezuela, en el año 1955, para aunar esfuerzos en la creación de servicios educativos en zonas deprimidas. La visión audaz del fundador –el jesuita José María Velaz- y la colaboración de numerosas personas y organizaciones, lograron cristalizar una obra de rica historia y proyección de futuro. El Movimiento se ha extendido a Ecuador, Panamá, Perú, Bolivia, El Salvador, Colombia, Nicaragua, Guatemala, Brasil, República Dominicana, Paraguay, Argentina y Honduras y ha comenzado su andadura en Africa.
En este momento, el número de participantes en los distintos programas educativos y de promoción social supera el millón de alumnos. Se gestionan y animan más de mil centros educativos, 40 emisoras de radio, 850 centros de educación a distancia y más de mil centros de educación alternativa y servicios.
Es un movimiento de educación porque promueve la formación de personas conscientes de sus potencialidades y de la realidad, libres y solidarias, abiertas a la trascendencia y protagonistas de su desarrollo.
Es un movimiento popular porque asume la educación como propuesta pedagógica y política de transformación desde y con las comunidades.
Es un movimiento integral porque entiende que la educación abarca a la persona en todas sus dimensiones.
Y es un movimiento de promoción social porque, ante situaciones de injusticia y necesidades de sujetos concretos, se compromete en su superación y, desde allí, en la construcción de una sociedad justa, fraterna, democrática y participativa.
El Servicio Jesuita a Refugiados (JRS, según las siglas en inglés) fue establecido en 1980 como respuesta espiritual y práctica a la situación de los refugiados en el mundo en aquel momento. Dado el incremento masivo de los desplazamientos forzosos en los años 80 y 90, la Compañía de Jesús ha reafirmado varias veces su compromiso por la causa de los refugiados.
El Servicio Jesuita a Refugiados trabaja en más de 40 países, con la misión de acompañar, servir y defender los derechos de los refugiados y desplazados forzosos. La misión confiada al JRS comprende a todos los que han sido apartados de sus hogares por los conflictos, los desastres humanitarios o las violaciones de los derechos humanos, de acuerdo con la enseñanza social católica que define como refugiado “de facto” a múltiples categorías de personas.
Sus actividades incluyen programas de atención pastoral, educación de niños y adultos, cuidados médicos, servicios sociales y de asesoría. Cada proyecto está diseñado para hacer frente a las necesidades locales teniendo en cuenta los recursos disponibles.
ALBOAN y el JRS tienen un acuerdo marco de colaboración.